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El penúltimo raulista vivo

Tomadura de Piqué

Con qué poco se conforman algunos periodistas... Resulta que la gran primicia mundial, el scoop informativo del siglo XXI, era que Gerard Piqué es del Barça y antimadridista. Y alrededor de ese apasionante descubrimiento giraron las preguntas durante al menos veintinueve minutos de los treinta que duró la comparecencia del defensa central culé: que si con Kevin Roldan empezó todo, que si la camiseta de Buffon, que si patatín, que si patatón... Al final, cuando el simulacro de rueda de prensa agonizaba, casi en el último segundo del último minuto de un partido adulterado, alguien le preguntó a Piqué por su apoyo a Guanyarem y si él, llegado el caso, jugaría con Cataluña y contra España, y entonces el valiente Piqué contestó lo siguiente: "No hablo de hipótesis". Yo tampoco, Gerard, yo tampoco: es tu cara, y no la mía, la que aparece en una plataforma secesionista; eres tú, y no yo, quien ha prestado su imagen para un movimiento que pide la independencia; y lo has hecho, Piqué, en un momento trascendental de la historia de España.

Infinitamente más valiente que Piqué, que ya nos dejó ayer muy claro que gana muchísimo dinero en su club, es Moisés Hurtado, que no tiene equipo y, por ende, no puede ganar ni muchísimo dinero ni ninguno, ni tampoco puede conquistar sextetes o tripletes. Hurtado es al menos tan catalán como pueda serlo Piqué y su foto apareció también apoyando a Guanyarem, pero ayer Moisés dijo haberse sentido utilizado, engañado, y retiró dicho apoyo. El valiente y sincero Piqué, que presumió en público de ser un tipo poco elegante, no se definió... O, para ser exacto, su indefinición le definió bastante. La pregunta era muy clara: "¿Tú jugarías con Cataluña?"... Respuesta: "No hablo de hipótesis". Sin embargo no es una hipótesis que Piqué esté apoyando a Guanyarem, que es una plataforma secesionista. Y los pitidos al futbolista vienen por ahí, no por su antimadridismo. En definitiva: Kevin Roldán utilizado como McGuffin de una película que no se cree nadie.

Ayer, en El Primer Palo, contamos que durante la última concentración de la selección tuvo que ser Sergio Ramos quien pidiera hora con Del Bosque para advertirle que tenía que arreglar el "caso Piqué". Es tal el desgobierno que vive el equipo nacional que un futbolista, solo o en compañía de otros, se ve en la obligación de exigirle a un seleccionador que cumpla con su trabajo y que mueva el culo. Fruto de esa petición de Ramos fue, probablemente, la rueda de prensa de Piqué, que no servirá absolutamente para nada porque a Gerard no se le pita por ser del Barça o por llevar la camiseta de Buffon sino porque hay aficionados que no le sienten como uno de los suyos. Así que el destinatario del mensaje de Sergio Ramos del otro día no era, en el fondo, su compañero de selección sino el propio seleccionador, a quien le cuesta virar más que al Queen Mary 2, y que seguirá convocando a Piqué suceda lo que suceda. Del Bosque, que podría haber sido muy grande, se ha convertido en el hombre hormiga que ganó un Mundial y una Eurocopa.

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