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El penúltimo raulista vivo

Tocata y fuga de Keylor Mendes

Al parecer el Real Madrid no puede negociar con Mbappé o con Neymar o con cualquier otro futbolista del PSG o de cualquier otro club sin que el jeque de turno monte en cólera y borre de un plumazo el estadio Santiago Bernabéu de la faz de la Tierra pero, sin embargo, el Paris Saint Germain sí puede hacerlo con los jugadores del Real Madrid. No ha habido lectura de comunicado por parte de Al-Khelaifi desmintiendo que hayan llegado a un acuerdo con el portero del Real Madrid con contrato en vigor Keylor Navas y ya la mayoría de medios de comunicación dan por hecho que el costarricense acabará jugando en Francia tal y como adelantó hace algunos días José Félix Díaz en el diario Marca, de modo que parece claro que alguien negoció con alguien y que lo hizo a espaldas del club propietario de los derechos deportivos del señor Navas.

El futbolista siempre gana. Si Navas no hubiera sido el portero de las tres Champions seguidas y, al contrario, hubiera pasado sin pena ni gloria por el Real Madrid, ni mil millones de ofertas podrían haberle movido de aquí si él o su representante no hubieran querido. Al futbolista le asiste la existencia de un contrato que, por cierto, solemos olvidar que vincula a las dos partes y no sólo al club. Si Navas hubiera supuesto una gran decepción, el Real Madrid tendría que habérselo comido con patatas, pero como resulta que afortunadamente para el madridismo Navas ha sido el portero de las tres Champions hay que estarle muy agradecido y dejarle que se chotee de un club con bastantes más de cien años de existencia. Como ya dije aquí el otro día Keylor Navas cumplió con su obligación, que era la de parar los balones que iban adentro, y, de no haber sido así, no habría sido titular del Real Madrid. El Real Madrid compró una habilidad, la del señor Navas para pararlas, puso a su disposición los mejores medios posibles para que practicara sus dotes entre semana y, al final de cada mes, ingresó un sueldazo en la cuenta corriente bancaria facilitada a tal efecto. Porque Navas no jugó en el Madrid por madridismo, no, lo hizo por dinero.

Con Keylor sucede que cae simpático. Y, además, que arrastra al lobby costarricense, que le considera el mejor portero mundial e insustituible. Le pasa un poco como a James, que es el abanderado de Colombia. El otro día escuchaba a un ex vicepresidente del gobierno colombiano diciendo que había que odiar a Zidane por no poner a James. Si te atreves a decir que Keylor o James no han estado bien, no tienen la calidad suficiente para jugar como titulares en el Real Madrid o, como sucede ahora con esta tocata y fuga de Navas, han hecho algo mal, te arriesgas a echarte encima a Costa Rica y a Colombia. Pero yo no soy de Keylor ni de James, yo soy del Real Madrid. No hay un Real Madrid en Puerto Caldera ni otro en Bucaramanga, el Real es de la ciudad de Madrid. Y si, teniendo un blog que se llama El penúltimo raulista vivo, dije en su día de Raúl, que nació en Madrid, que hizo algunas cosas mal, con más razón en el caso de Keylor.

Insisto: a Keylor le dijeron que iba a ser suplente de Courtois y él aceptó. Aceptó tanto su nueva situación deportiva que, en vista de que no llegaban ofertas por él, el Real Madrid acabó viendo con buenos ojos el hecho de tener en su plantilla a dos porteros tan buenos y, ante la insistencia de Navas, dejó ir a Luca y después a Lunin. Y ahora, cuando faltan cuatro días para el cierre del mercado, Keylor dice que se va y fuerza al club a buscar una solución deprisa y corriendo. Impresentable. Si el Real Madrid decidió en su día sustituirlo por De Gea y más tarde decidió no hacerlo por Kepa, lo comido por lo servido. Si, como se sugiere por ahí, Navas hace muy bien en tomarse la justicia por su mano de aquel rato amargo que pasó en un avión a la espera de la confirmación de que llegara el famoso fax, ya no hablamos de fútbol sino de venganza y eso es poco cristiano. Si Navas hace bien en defender sus derechos, el Real Madrid también lo hace en defender los suyos, y los derechos del Real Madrid están recogidos en un papelito que se llama contrato y que, como decía antes, ampara a las dos partes y no sólo a una. Con Keylor Navas digo exactamente lo mismo que dije con Cristiano y con todos y cada uno de los jugadores que han pasado por aquí, el Real Madrid Club de Fútbol les hizo más grandes a ellos y no al revés. Siempre ha sido así y siempre lo será.

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