Poco faltó para que Diarrá y Huntelaar fueran presentados al unísono en el estadio Santiago Bernabéu como los dos nuevos paracaidistas de eso que los periodistas deportivos damos en llamar, con un lenguaje tan zafio, el "mercado de invierno", como si los jugadores de fútbol fueran la mercancía fresca de La Cebada, pero tampoco hace falta ser Nostradamus para darse perfecta cuenta de que el francés y el holandés no se irán juntos del Real Madrid. El equipo de Juande perdió ayer dos puntos pero ganó un futbolista para mucho tiempo porque lo de Lass, participativo, descarado, siempre bien colocado, mandón, muy bueno técnicamente hablando, práctico, luchador y con un enorme sentido táctico, ya no puede ser una casualidad. La irrupción de este Diarrá, mucho mejor que su antecesor en el cargo, es la más sorprendente que yo recuerdo desde que Milan Jankovic desembarcara en Madrid, allá por 1987, procedente del Estrella Roja. En cuanto a Huntelaar, no creo que el chaval vaya a salir vivo de la futura remodelación del equipo que a buen seguro tendrá que hacer a partir de julio el nuevo presidente del club.
Aunque, bien pensado, no sé si el Real Madrid perdió dos puntos o en realidad ganó uno de los tres que había en juego. Agüero se queja de la actuación de Fernández Borbalán (que fue uno de los privilegiados colegiados que sí logró superar las pruebas físicas de tito Vito) al no señalar penalti en la jugada del agarroncillo de Sergio Ramos dentro del área. En mi opinión, Borbalán acertó en esa jugada y el Kun se equivocó frenándose en seco y anulándose a sí mismo, pero sí es cierto que el árbitro metió la pata en otros momentos puntuales del partido. El problema es que todos sabemos que Borbalán no tiene el nivel suficiente para arbitrar con decoro en Primera División mientras que, por otro lado, damos por indiscutiblemente cierto que Agüero es uno de los cinco o seis mejores futbolistas del planeta: ¿cómo es posible entonces que el argentino fallara cuatro ocasiones clamorosas de gol delante de la portería de Casillas?...
Si el Atlético de Madrid no se llevó ayer los tres puntos del estadio Santiago Bernabéu dudo mucho que pueda hacerlo en los ciento ochenta y dos derbis ligueros que aún quedan por jugarse a lo largo del siglo XXI. Y eso, querido Sergio, no fue culpa del amigo Fernández. Por lo demás, sigo en mis trece de que hay Liga, y que habrá más o menos en función precisamente de lo que suceda la semana próxima en la Champions. El Barcelona ganó sin brillantez al Athletic mientras que el Atlético se mostró incapaz de sacar todo lo invertido en el "tiro al blanco" en que llegó a transformarse el partido. El periobarcelonista y follonero De Rozas, un tipo curioso, ya tiene material suficiente para dar la murga con la monserga de la actitud de los futbolistas del Espanyol y del Atlético de Madrid: Agüero le marcó dos goles a Valdés hace una semana y, transcurridos siete días desde entonces, falló tres claros delante de Casillas: ¿simple impresión o conjura argentino-masónica? ¿Será un mensaje cifrado del papá de Benjamín hacia Florentino Pérez?