Paradójico. Ronald Koeman acaba de decir que en el Valencia falta mucha tranquilidad y se ha quedado tan pancho. Por eso cambió el sistema de juego que lleva utilizando el equipo desde hace un montón de años, porque falta tranquilidad. Por eso dejó entrever que a él no podría achacársele el fracaso de un proyecto que había diseñado otro, porque falta tranquilidad. Por eso aseguró que habían tocado fondo, porque falta tranquilidad. Por eso puso de patitas en la calle y de una tacada a Albelda, Cañizares y Angulo, porque falta tranquilidad. Por eso acaba de decidir que será bueno alejar a los aficionados de su equipo y entrenar a puerta cerrada, porque falta tranquilidad. Ya lo decía San Francisco de Sales: "Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; obrar siempre con tranquilidad y calma". Y eso es lo que, siguiendo punto por punto y de forma estricta las sabias palabras de este Doctor de la Iglesia, ha hecho Koeman, obrar con tranquilidad, evitar la precipitación, calmar los encendidos ánimos valencianistas.
Juan Soler dijo ayer por la mañana que Albelda, Cañizares y Angulo no estaban despedidos sino "no convocados". Ole, ole y ole por Soler. No conformándose con eso, Soler añadió que esperaba que esos tres jugadores siguieran formando parte de la historia del Valencia. Ole, ole y ole. Eso sucedía por la mañana; por la tarde, Koeman, el de la tranquilidad, llamó a capítulo a Angulo y le dijo que no iba a vestir más la camiseta del Valencia y luego, para acabar de serenar los ánimos, reunió a todos los jugadores en el vestuario y, dirigéndose a los tres expulsados, vino a decir que si se portaban bien podrían entrenar con el resto del equipo, pero que si incordiaban tendrían que hacerlo aparte. Ole, ole y ole también por el de la tranquilidad. Hoy le han preguntado al holandés qué le parecen las palabras de Soler, que en teoría es su jefe, y ha dicho que le parecen muy bien porque todo el mundo puede decir lo que piensa pero que la decisión está tomada y cuenta con el respaldo de Miguel Angel Ruiz (alias "el increíble director deportivo menguante") y "sobre todo" de Soler. Ole, ole y ole por los tres, por Soler, por el de la tranquilidad y por el increíble director deportivo menguante.
Del mismo modo que hiciera el capitán Smith mientras los pasajeros y la tripulación se arrojaban por la borda del Titanic después de que el barco se estampara con un iceberg, Koeman pide tranquilidad. El podrá tenerla puesto que, siguiendo a rajatabla el adagio futbolístico según el cual "cuando los futbolistas y los entrenadores pierden, ganan, y cuando ganan, ganan más", tiene un contrato firmado por lo que resta de temporada y otras dos más. En plena vorágine, cuando el manicomio che estaba más chissspeante, llegué a pensar que lo que el holandés pretendía era que le echaran para poder fichar por el Barcelona, que es su auténtico sueño; así se completaría el círculo y el hombre más tranquilo de Holanda sustituiría en el cargo a Rijkaard, el hombre más tranquilo de la Europa de los veintisiete. Me dicen que en los alrededores de Mestalla está subiendo como la espuma la venta de valeriana. ¡Hay que ver la suerte que tienen en el Valencia de poder contar con Tintín Koeman, para mí la quisiera yo!