Eduardo Inda contó anoche en Futboleros que, preguntado acerca de la posible marcha del señor Guardiola del club, Rosell dijo exactamente lo siguiente en el palco del Camp Nou: "Si se queda, bien; si se marcha, mejor". El envenenamiento de las relaciones entre el señor Guardiola y el actual presidente del club azulgrana arranca de 2003; el publicista Lluis Bassat, favoritísimo para ganar las elecciones a la presidencia, integró en su candidatura al señor Guardiola con el cargo de director general deportivo y Laporta y especialmente Rosell pusieron literalmente a caer de un burro a Bassat por encargar tan importante misión a un auténtico novato, un chaval sin experiencia. Resulta que luego Laporta y Rosell, que como todo el mundo sabe han acabado odiándose, tomaron una decisión parecida entregándole al señor Guardiola ni más ni menos que el mando de las operaciones desde el banquillo. Quiero decir que a mí me parece que Bassat habría sido un presidente fantástico para el Barça, un hombre que habría huido de la politización como el gato escaldado del agua fría y a quien jamás se le habría pasado por la cabeza nombrar a un director general que hubiera insultado a España y a los españoles. Una pena.
Al lío. En un primer momento todos quedamos impactados con el nombre del sucesor del señor Guardiola, que Rosell contó al cuello de su camisa en el transcurso de la rueda de prensa en la que se anunció formalmente que éste dejaba el banquillo. La noticia sorprendió tanto que, durante unos días, todo ha pasado a un segundo plano, pero luego se han empezado a atar cabos. Se sabe que, pese a que el señor Guardiola había advertido de su decisión con suficiente antelación, el club le ofreció el puesto a Vilanova 24 horas antes de que el primer entrenador anunciara que lo dejaba. El orden más razonable de los acontecimientos es el que sigue: el señor Guardiola le confirma a Rosell que se va; éste quiere ningunearle lo suficiente como para que llegue a trascender que no le importa y le ordena a Zubizarreta que le ofrezca el puesto a Tito tras consultarlo por pura formalidad con el señor Guardiola; por pura formalidad también, Vilanova llama al señor Guardiola para pedirle su opinión y, por la misma razón, el señor Guardiola le dice que sí, que adelante. Y resulta que... ¡Vilanova acepta!...
Yo no creo en las casualidades. No creo que, de repente, miembros del ancien régime como Estiarte o Unzúe hayan dejado caer que ellos también se van... por casualidad, y no creo que fuera casual que ayer el señor Guardiola apareciese en un acto junto al ex presidente Laporta cuando éste acaba de decir que a lo mejor tiene que plantearse volver al club. ¿Ha traicionado Vilanova al señor Guardiola?... Yo creo que tenemos suficientes elementos de juicio como para deducir que al menos el señor Guardiola sí se siente traicionado por quien ha sido su mano derecha (los maledicentes dicen que incluso también la izquierda) durante tantos años. También eran hermanos de sangre Laporta y Rosell y ahora no se pueden ni mirar a la cara. Algo huele decididamente a podrido en el proceso de la toma de decisión de colocar ahí a Vilanova. "¿También tú, Tito?", podría preguntarle el señor Guardiola a su ahijado deportivo. Aunque aquí haya faltado un Marco Antonio puesto que ni siquiera Messi acudió a la rueda de prensa para no dejarse fotografiar emocionado.