Empezaré diciendo, o repitiendo más bien puesto que esto no es nuevo, que el fútbol es de los futbolistas. Es muy difícil que un entrenador mediocre pueda estropear un buen equipo y también es improbable que el mejor y más cualificado técnico del mundo consiga que un mal equipo logre unos grandes resultados. Pongamos por caso nuestro rival de esta noche y elijamos a Luis o Del Bosque como ejemplos de esto que estoy diciendo. ¿Habrían conseguido nuestro anterior seleccionador o el actual clasificar a Estonia para el Mundial de Sudáfrica?... Sinceramente lo dudo. El mérito de Luis, como ahora de Del Bosque, ha consistido en saber exprimirle todo el jugo a una generación única e irrepetible de futbolistas. Porque no nos engañemos: con Xavi, Silva, Iniesta o Cesc sólo se puede jugar de una forma al fútbol y es muy bien. El estilo no lo marca el entrenador sino los jugadores que tiene a su disposición.
No tengo ahora mismo aquí los datos pero me atrevería a asegurar que Casillas, Puyol, Piqué, Torres, Villa y el resto de sus compañeros acaban de protagonizar la fase de clasificación para un Mundial más brillante de toda la historia de la selección nacional de fútbol. Resulta que España ha entrado al Mundial de 2010 por la puerta grande con Vicente del Bosque sentado en el banquillo, pero estoy seguro de que si él estuviera aquí conmigo reconocería que el mérito no ha sido suyo sino de sus futbolistas: ellos son los únicos protagonistas y es a ellos a quienes hay que agradecerles que la selección haya disputado ocho partidos y haga ganado los ocho, del mismo modo que también hay que darles a ellos la enhorabuena por la victoria en la pasada Eurocopa, lograda por cierto con Aragonés en el banquillo. El entrenador es un elemento más del éxito o del fracaso pero en absoluto el componente fundamental.
España es ahora mismo, en estos momentos, una de las dos o tres mejores selecciones de fútbol del mundo y, tras la mala experiencia de la Copa Confederaciones, sus jugadores han recuperado el tino y el ritmo de la competición y vuelven a sentirse muy felices sobre el campo. Nuestra selección es, en el mes de septiembre del año 2009, una de las favoritas para el Mundial, pero resulta que este campeonato se disputa dentro de nueve meses y nadie puede asegurar cómo estarán nuestros jugadores entonces y si sentirán o no tan bien como se sienten ahora mismo. Porque un Mundial, más aún que una Eurocopa, es una competición que somete a los futbolistas a un estrés muy grande en muy poco tiempo. Estoy tranquilo porque pienso que tenemos al hombre adecuado para administrar la excitación actual, y ese no es otro que Vicente del Bosque. En junio de 2010 podríamos ganar por primera vez un Mundial pero lo que hemos conseguido en septiembre de 2009 es la clasificación. Tacita a tacita...