¡Ojo al dato!... Paulo Futre desveló ayer en un periódico de Portugal una primicia de hace más de veinte años: que Jesús Gil les pidió perder el último partido de la Liga 1990-1991 ante el Espanyol en el campo de Sarriá porque había llegado a un acuerdo para el traspaso de un jugador. "No podemos ganar hoy", cuenta Futre que le dijo el presidente del club. A Futre, que se tiró mucho tiempo en España, ha acabado por pegársele algo tan nuestro como echarle la culpa de todo al muerto, que como su propio nombre indica ("sin vida". Por ejemplo: "el canario yacía muerto en la jaula") no se puede defender. Si Gil viviera, Futre haría lo que hizo las seis temporadas que estuvo en el club rojiblanco: cuadrarse ante él. Pero como Gil está muerto, Paulo pone en su boca algo que únicamente sostiene él. Y el muerto, como si no fuera con él la cosa, callado.
Aquí el abanico de posibilidades es amplísimo: puede que Futre esté diciendo una inoportuna verdad, puede que Futre mienta, puede que Futre malinterpretara una conversación con Gil, puede que Gil sólo hablara con él y no con el resto de jugadores... El caso es que aquel partido que Futre asegura que Gil le pidió que perdieran adrede... acabó efectivamente perdiéndolo el Atleti por 3-1 y el Zaragoza, que era el convidado de piedra, se fue directo al pozo de Segunda. Lo que dice Futre, que es indemostrable salvo que aparezca la grabación de aquella conversación, mancha la reputación de Abel, Juanito, Solozábal, Toni, Schuster o Vizcaíno mientras que él, que no jugó, queda como el nuevo Terry Malloy que no temió enfrentarse al temible Johnny Friendly.
Lo dicho por Futre provoca dos efectos, y los dos son perniciosos para el Atleti, al que ahora le van deportivamente bien las cosas: extiende una sombra de duda y desplaza el debate del fenomenal momento futbolístico por el que atraviesa ahora mismo el club. La otra pregunta es: ¿"Por qué ha salido ahora con estas Futre?"... Y ahí caben dos respuestas: o bien porque aunque era un crack dentro del campo nunca fue precisamente Tesla fuera de él o bien porque se siente desplazado por la actual dirección del club y busca vengarse. Todo el mundo sabe que Jesús Gil no fue un angelito pero... ¿Veintitrés años después? ¿En serio? ¿Ha esperado veintitrés años para soltar la bomba?... A ver cuánto tarda Superfutre en la Hora Cero en acusar al periodista de manipulación.