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El penúltimo raulista vivo

Su Luisenriqueza

<span>Agencias</span>

Al hacer pública la lista de convocados para la Eurocopa, Luis Enrique esgrimió para defender su renuncia a completarla con los veintiséis futbolistas que permitía la UEFA, el que él había podido comprobar por su larguísima experiencia (esto lo añado yo de mi cosecha) que en los campeonatos cortos sólo se utilizan, como mucho, diecisiete o dieciocho jugadores. De la afirmación del seleccionador nacional se infería que él no quería tener a diez futbolistas circulando por ahí, mano sobre mano, enredando y sin hacer nada porque eso podría conllevar problemas para el grupo. Si el argumento fuera realmente sólido, Luis Enrique lo habría llevado hasta el extremo y a rajatabla: puedo convocar a veintiséis porque la UEFA me lo permite por la pandemia pero yo no quiero tener a jugadores con los que sé que no voy a contar por ahí y sin hacer nada, pues ya está, me llevo sólo a dieciocho. Pero no, Luis Enrique rebajó la cifra de veintiséis a veinticuatro, dos menos de los permitidos. ¿Dos jugadores menos? ¿Vas a solucionar el hipotético problema de tener por ahí revoloteando a futbolistas que no van a jugar por llevar sólo a dos menos? Claro que no. Lo que quería Luis Enrique era dar la nota, por supuesto. Y la dio: ha sido el único entrenador de una gran selección en dejar vacantes dos plazas. Y el otro día no sólo no corrigió su postura sino que insistió en ella.

Por lo que dijo ayer Pedrerol en Jugones, llevarse a veinticuatro futbolistas en vez de a veintiséis no ha solucionado el problema que ya veía venir Luis Enrique, el de la insatisfacción que provoca el hecho de no jugar. Parece que, efectivamente, hay internacionales que están mosqueados porque saben que o no van a jugar nada o van a hacerlo muy poco. Eso sí, Luis Enrique se ha llevado a veinticuatro futbolistas de un perfil tan bajo, son tan tímidos los jugadores que se ha llevado a la Eurocopa el seleccionador, que, de producirse, más que motín sería como mucho un tín. ¿Cómo va a protestar Adama Traoré? ¿De qué se va a quejar Robert Sánchez? ¿Por qué va a alzar la voz Eric García, que ha jugado poquísimo con el City? ¿O Fabián? ¿O Pedri, que está pasando desapercibido? Pedri, Fabián, Eric, Robert o Adama le están agradecidísimos a Luis Enrique por llevarles a una Eurocopa que yo creo que ni ellos mismos soñaban con jugar. Es decir, Luis Enrique (y probablemente porque él fue cocinero antes de ser fraile) se ha asegurado una selección mansa, un equipo integrado por gente agradecida a la magnanimidad de Su Luisenriqueza. Decía Bill Shankly que el mejor entrenador es aquel que sabe tener contentos a once jugadores, los once suplentes. Pues parece que Luis Enrique ha querido (no sé si lo ha conseguido) tenerlos contentos.

Hoy, en Radio Marca, ha estado Pablo Sarabia. Si (ojalá no suceda) España cayera eliminada mañana ante Eslovaquia y dentro de un año nos preguntaran por la lista de veinticuatro jugadores de la Eurocopa de 2021, ¿en serio caería alguien en la cuenta de que en ella estaba Pablito Sarabia? Sarabia fue uno (sólo uno, hubo más) de los sorpresones de la lista de Luis Enrique porque no había ido convocado en ninguno de los partidos previos de la selección y porque Sarabia ha jugado más bien poco, por no decir que nada, en el PSG. O sea, Pochettino no contó con él, Luis Enrique no le convocó y su primera convocatoria supuso que entrara directamente en la lista de seleccionados ni más ni menos que para un campeonato de Europa de selecciones: ¿Cómo se va a quejar Sarabia? ¿De qué va a protestar? Pablo tiene que estarle agradecidísimo a Su Luisenriqueza por haberle tocado con su varita mágica. Hoy, insisto que en Radio Marca, Pablito ha dicho que lo de Van der Vaart ha sido una cagada. No, Pablo, no, una cagada fue el primer partido contra Suecia; una cagada fue el partido del sábado ante Polonia; y la gran cagada, el cagazo gordo, fue ese paseíllo de la indignidad, ese paseíllo de 56 segundos. Van der Vaart sólo dijo lo que pensaba, nada más; y, por cierto, no dijo ninguna mentira: este equipo no juega a nada. Y, aunque sólo lo ha dicho él, es lógico pensar que, aunque en silencio, belgas, franceses, alemanes, italianos o ingleses se relaman también con la posibilidad de que les toque España en octavos o en cuartos de final. Cada día que pasa tengo más claro que el motivo de la exclusión de Sergio Ramos de la Eurocopa no fue deportivo. Su Luisenriqueza no le quería ahí por si le revolvía el avispero. Pero futbolistas así, jugadores como Ramos o como el propio Luis Enrique en su día, son los que resucitan a un equipo. ¿Quién va a tirar del carro? ¿Quién va a pedir que los jugadores tengan un gesto hacia los aficionados al salir del hotel? ¿Sarabia? ¿Pedri? ¿Fabián? ¿Eric García? Esta lista no es fruto de la casualidad, no. Esta lista está hecha a conciencia. La conciencia de Su Luisenriqueza.

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