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El penúltimo raulista vivo

SOS: 'mauricismo' a babor

Existe cierto consenso periodístico acerca de que la destitución del novato (su experiencia se reduce al trabajo con la cantera valencianista entre 2006 y 2008 y con Rafa Benítez como segundo entrenador del Liverpool) Mauricio Pellegrino ha sido un tremendo error. Yo, y que me perdone el señor Pellegrino, creo que el error fue de Manuel Llorente a la hora de contratarle; la del argentino fue una apuesta personalísima (y, por qué no decirlo, muy sorprendente) del presidente del Valencia y, en cuanto la gente se ha girado hacia el palco pañuelo en mano, ha preferido romper la cuerda por el lado más débil, que suele ser siempre el del entrenador. No estoy diciendo que Pellegrino no pueda ser en el futuro el número uno del mundo sino que me pareció arriesgadísimo entregarle de repente al argentino las llaves deportivas de uno de los clubes más complejos y con una de las aficiones más exigentes de la Primera División.

Aún así, y regresando al principio, el periodismo deportivo español coincide mayoritariamente a la hora de concluir que a Pellegrino, que hasta que llegó al Valencia no había dirigido absolutamente a nadie y que tiene al equipo clasificado en la decimosegunda posición de la tabla, se le han cortado las alas demasiado pronto. El propio Mauricio habló en la rueda de prensa posterior a su destitución de "un calentón" y no he visto a nadie llevarle la contraria con excesiva vehemencia, más bien al contrario. Otro Mauricio, pero éste Pochettino y no Pellegrino, acaba también de ser cesado en el Espanyol y, a pesar de que tiene al equipo como "farolillo rojo" de Primera, en general se ha hablado del trabajo serio y responsable del técnico y de la flojera que le ha entrado al nuevo presidente.

En el Real Madrid se tiene mucha experiencia a la hora de poner de patitas en la calle a los entrenadores. Entre los innumerables records del equipo blanco figura aún el de haberse cargado a Radomir Antic estando primero. Y el caso es que la experiencia demuestra que las cosas no fueron mejor sino peor cuando se tomaron decisiones drásticas. Pero el mismo periodismo deportivo que critica con dureza que se cese a Pellegrino (12º) o se destituya a Pochettino (20º), el mismo periodismo deportivo que lleva lustros dando la tabarra con la necesidad de que el equipo blanco tenga al fin un proyecto estable, lleva también desde hace dos años sacando los tanques a la calle clamando por la destitución del entrenador que le ha arrancado una Liga, una Copa y una Supercopa al mejor Barcelona de la historia. Insisto: poco o nada podrá hacerse si Mourinho ha decidido que esta batalla está perdida y que no merece la pena seguir desgastándose. De ser así, en junio de 2013 llegará cualquier Mauricio y en junio de 2014, si no lo hace antes, habrá estallado otra vez la III Guerra Mundial. Mucho peor sería que el balón estuviera en el tejado de Florentino Pérez y éste se negara a jugarlo por temor al "que dirán" porque lo que dirán ya me lo sé yo de memoria: que hay que poner ahí a un caballero de amplia sonrisa, traje planchado, corbata floreada, zapatos relucientes y que cuando pierda lo haga con mucho fair play y respondiendo "sí señor". Pues no señor.

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