Por supuesto que es cierto que los socios del Real Madrid son los dueños del club, claro que sí. Y su propiedad se traduce en el derecho que, al igual que sucede con los socios de Barcelona, Athletic y Osasuna, tienen para elegir cada cuatro años a sus dirigentes. Si el Real Madrid no se transformó hace mucho tiempo en una Sociedad Anónima Deportiva fue debido precisamente a la extraordinaria gestión económica, que garantiza su independencia y que permite al club esquivar las garras del primer magnate ruso o árabe que se presente a las puertas del estadio Santiago Bernabéu con afán de notoriedad y, aún así, seguir compitiendo en igualdad de condiciones. Creo que es un argumento demasiado infantil aducir que puesto que el Real Madrid es propiedad de sus socios y, según una encuesta del diario Marca, el 73% de ellos quieren que siga Carlo Ancelotti, el presidente del club blanco debería dejarle continuar en el cargo. Miento: ni un niño de cinco años se atrevería a tanto.
Si el motivo para que siga Ancelotti es lo que digan los socios encuestados por el diario Marca... ¿por qué motivo no siguió Mourinho?... Como Carlo, José también tenía contrato en vigor (y más amplio aún) y su gestión, según recuerdan hoy mismo mis compañeros en su periódico, recibió una nota de 6,68... ¿Entonces?... Ya sé, ya sé: a diferencia del último año de Mourinho, los jugadores siguen hoy a partir un piñón con el entrenador. Entonces, ¿Florentino tiene que hacer caso a los jugadores o no tiene que hacerles caso?... Mou estuvo tres años en el banquillo madridista y, como dije antes, sólo en el último se produjo una división con el entrenador. Pongamos por caso que Ancelotti sigue pero resulta que a mitad de la próxima temporada los fubolistas llegan a la conclusión de que ya no es el hombre adecuado, ¿qué hace el presidente? ¿Le cesa en enero? ¿O espera hasta junio para cumplir los deseos de la plantilla?...
No hace falta que diga que Cristiano me parece un futbolista único e irrepetible, ¿verdad?... Pero si el Real Madrid adoptara sus decisiones en función de lo que diga un jugador ya no sería el Real Madrid sino el Fútbol Club Barcelona. Es posible que ese modelo según el cual un futbolista, por muy bueno que sea, decida qué jugadores conviene contratar, a qué entrenador hay que traer y con qué sistema se debe jugar sea rentable a corto plazo, no digo que no, pero no es exportable al Real Madrid que, incluso en los peores momentos y aún con dirigentes de la peor calaña, ha seguido siendo un club presidencialista. Por lo demás, alguien debería hacerle comprender a Cristiano que, con sus palabras del otro día, acaba de colocar a su jefe en una situación muy comprometida puesto que si ahora se apostara por la continuidad de Ancelotti podría pensarse que Florentino se pliega al vestuario y, al contrario, si se opta porque el italiano no siga habrá quien crea que se enfrenta a él. En cualquiera de los dos casos perderá el Real Madrid, club que paga a Cristiano y al resto de jugadores.
Lo que se espera de un futbolista es que juegue al fútbol y defienda hasta las últimas consecuencias la camiseta del equipo al que pertenece. Y lo que se espera de un presidente es que adopte sus decisiones, por muy impopulares que éstas puedan parecer, teniendo siempre en cuenta el beneficio superior del club. Y del mismo modo que un futbolista puede fallar un gol clarísimo, sólo delante del portero, y acabar mandando el balón al limbo de la grada, un presidente puede también errar al tomar una decisión; sería incluso más comprensible que un presidente se equivocara puesto que él, a diferencia de los jugadores o el entrenador, no es un profesional del ramo y no vive de eso. Está equivocado (o peor aún, está mintiendo) quien afirme que Florentino Pérez toma sus decisiones de espaldas a todo el mundo y, cual adivino mazateco, esparza granos de maíz de diferentes colores sobre un lienzo en blanco para elegir a su próximo entrenador. Simplemente no es cierto, no es verdad, aunque reconozco que es tan difícil luchar contra esa leyenda urbana como hacerlo contra la de los cocodrilos que viven debajo de las alcantarillas de Nueva York.
Podrá parecer que soy contrario a la continuidad de Ancelotti en el banquillo del Real Madrid cuando en realidad no es así. Yo, y ya lo he dicho en más de una ocasión, prefiero proyectos estables y creo que Carlo es uno de los cinco o seis técnicos que pueden dirigir a este equipo. Lo que no creo es que se pueda esgrimir a favor de la continuidad de tal o cual técnico una encuesta realizada el sábado por la noche a las puertas del estadio; pero si lo haces, si defiendes que una encuesta entre los socios o la opinión de uno, dos o tres jugadores resulta definitiva para tomar la decisión de mantener o echar a un entrenador, debes hacerlo siempre, también con aquellos entrenadores que no te caen tan bien o que no te dan tanto juego. Es lo que José Mourinho definió maravillosamente en su día como "prostitución intelectual". Y servidor no está tan mayor ni tampoco tan necesitado como para pasar sin rechistar por ese aro de la corrección política y de la demagogia barata.