Estaba tan bien hecha y era tan clara la pregunta que la periodista le trasladó ayer a Simeone; venía tan a cuento la susodicha pregunta y tenía tanto sentido realizarla justo ahora, en este momento, que el resto de colegas de esta compañera llevamos "viviendo" 24 horas de la respuesta que le dio el entrenador del Atlético de Madrid, que fue un "no" claro y rotundo. Así que, aunque ya lo hice el otro día, hoy de nuevo, querida colega, felicidades por la pregunta y enhorabuena por el coraje de hacérsela al Cholo, que es un miura y que te quiso cornear. El "no" de Simeone al que antes hacía referencia venía a colación de la pregunta de esta periodista, y que fue, más o menos, la siguiente: "¿Hará usted el mismo esfuerzo que dijo que haría por Griezmann para que se quede aquí Fernando Torres?"... A lo que Simeone respondió con el consabido "no".
Luego, con Lola Hernández, que es periodista veterana y a la que seguro que conoce Simeone, el técnico rojiblanco quiso linchar a la colega de Cuatro y, a Lola sí, le dio la verdadera clave de por qué él no piensa hacer el mismo esfuerzo por Torres que por Griezmann: "Hay un grupo de personas a las que les preocupa un jugador mientras que a mí me preocupa todo el equipo". No hace falta ser Sherlock Holmes para deducir que el grupo de personas a las que se refiere Simeone está integrado, entre otros, por Antonio Sanz, por Petón o por Javier Matallanas, que todo el mundo sabe que, además de representante, en el primer caso, y periodistas, en los dos siguientes, son amigos personales del futbolista colchonero. Situada la escena, vayamos con la acción. De Simeone se ha alabado la sinceridad, pero Simeone no es habitualmente sincero. Quiero decir que cuando un periodista le pregunta a Simeone por algo candente, el Cholo remite al partido del día siguiente; el miércoles, casi por primera vez, fue sincero, y lo fue porque pretendía hacer daño al entorno de Torres, pero no calculó bien porque, al final, el dañado es el jugador, que no ha dicho esta boca es mía, y, por último, el club.
Si hoy, ahora mismo, en este momento, Simeone y Torres están a la misma altura en las preferencias de la afición es por la sencilla razón de que el Niño está apurando sus últimos años de fútbol mientras que Simeone se encuentra en plena incandescencia. Pero Fernando Torres, que a diferencia de Simeone siempre, a lo largo de toda su carrera deportiva, ha sido un caballero, no es Simeone. Torres empezó a jugar en el Atlético de Madrid en 1995, siendo cadete, y 6 años después debutó con el primer equipo. Es verdad que luego se fue, pero incluso su adiós fue en cierto sentido tutelado por una afición que sentía que el Niño debía crecer y que aquí, en ese momento, no lo podía hacer. Un año antes de que Torres llegara al Atleti, cuando el chico tenía 11 añitos, Diego Simeone, que por aquel entonces jugaba en el Sevilla, realizaba estas declaraciones al diario ABC: "Si me fuera sólo iría al Real Madrid, decir lo contrario sería mentir". Pero luego, por esas cosas que tiene el fútbol, al jugador del Sevilla que sólo quería jugar en el Real Madrid se le cruzó en su camino profesional el Atleti... y se hizo colchonero. Se hizo colchonero, entre otras cosas, porque el Madrid fichó a otro argentino, Fernando Redondo, y él se quedó con dos palmos de narices.
Así que, y ya que todos estamos siendo muy sinceros y la sinceridad es muy de alabar, digamos que Simeone se hizo del Atleti mientras que Torres nació atlético. En 1994, que fue cuando el Cholo hizo esas declaraciones, Simeone tenía 24 años y estaba talludito, sabía lo que quería y lo que decía. Allá por el año 2001, cuando Torres tenía 18 años, yo le pregunté al Niño en la Cope si él ficharía algún día por el eterno rival, por el Real Madrid, y me llamó la atención la seguridad con la que me respondió "no, jamás" sin dudarlo ni medio segundo. Creí entonces que me estaba mintiendo pero el tiempo ha demostrado que decía la verdad. Fernando Torres, querido Simeone, no se merece lo que usted le hizo el otro día. Ni usted, que ha cambiado el rumbo reciente del Atleti, merece pasar a la historia como el entrenador que enterró mal a un emblema colchonero.
Yo soy del Real Madrid y desde aquel año 2000 no he vuelto a entrevistar a Torres; mi contacto con el entorno del jugador se reduce a Petón, con quien jamás he hablado del Niño, entre otras cosas porque él no se deja; quiero decir que no tengo un interés personal en este asunto pero, como mero observador que soy, miro, y lo que veo cuando miro es a un hombre que tiene 3 hijos pero a quien siguen llamando Niño porque nació a la vida y al fútbol en el Manzanares. Veo a un futbolista ejemplar, veo a un deportista cabal, veo a un tipo educado, serio y respetuoso que no se merece ser zarandeado por lo que usted crea que quiere decirle a través de terceros. Así que sí, en mi opinión usted patinó con esa sinceridad arrolladora suya que exhibe cada tres o cuatro años. Si quiere usted ser sincero, mírese al espejo y respóndase a sí mismo si no quiso pegarle una patada a Antonio Sanz en el culo del futbolista. Y si es sincero, pero sincero de verdad, agarre el puñetero teléfono y llame a su jugador. Porque aún lo es, aún es su jugador, Cholo Simeone. Suyo y, si me lo permite, también un poco nuestro.