Aquí el caso es ridiculizar como sea al equipo que el Real Madrid se pase por la piedra, de modo que si los blancos ganan es su obligación y si pierden un desastre de magnitud mundial y consecuencias universales. No hay término medio: o el Madrid gana la décima o es una ruina deportiva y Mourinho un auténtico fracasado. Bale llegó anoche al estadio Santiago Bernabéu erigido por la prensa deportiva española en el nuevo Roberto Carlos, una bala galesa por la que sin duda se pegarían los clubes más potentes de Europa; se marcha del estadio Santiago Bernabéu siendo un "buen jugador que todavía tiene que comer muchas sopas para dar el nivel". ¿A quién le importa que Redknapp se quedara antes del primer cuarto de hora con diez jugadores por la tontuna de Crouch?... Al parecer a nadie. Aún con uno menos, el Tottenham debería haberse lanzado al ataque para demostrar que no era la Cenicienta de los cuartos de final.
El Real Madrid es el equipo más goleador de Europa pero eso es probablemente poco importante teniendo en cuenta que Cristiano, que estaba jugando de milagro, tiró muchas veces a puerta y no pasó el balón al compañero. Adebayor, que en un mes había pasado de objeto de deseo culé a tronquito Magdaleno de Togo, marcó dos goles y ahora sí parece que pueda seguir en el club un par de semanas o tres más hasta que vuelvan a lloverle los palos. También está muy mal que Mourinho se solidarice con el Tottenham y diga que es muy difícil jugar con diez, y ponga como ejemplo de sufrimiento el partido que él mismo protagonizó, creo recordar que con cierto éxito, siendo entrenador del Inter de Milán cuando Motta dejó a su equipo con diez en el minuto 28 del partido de semifinales que le enfrentaba al Barcelona en el Nou Camp.
El hecho cierto es que, salvo debacle, el Real Madrid camina con paso firme hacia las semifinales de la Champions, tiempo tendrá más adelante el Club de Admiradores de El corazón atormentado de Arthur Rimbaud de buscarle también a eso el aspecto negativo. Otro que debe estar pasando un buen rato es Raúl. Me cuentan que el periovalencianista de Superdeporte que menospreció al Schalke 04, cebándose con especial saña con el 7 de España, trabaja ahora de pianista en un bar de alterne que hay en las afueras de la ciudad; gracias a la indemnización se ha cambiado la cara, ahora se hace llamar Sam y la gente le pide que toque Paquito el chocolatero. Y mientras todo esto sucede, Raúl continúa agrandando su leyenda, ayer marcó su gol 70 en Copa de Europa, tiene a su equipo casi en semifinales y, según los datos ofrecidos por la UEFA, volvió a correr más que nadie: 11,127 kilómetros. Si el Marqués de Del Bosque fuera justo y se dejara los prejuicios en casa...