Yo no creo que Enrique Cerezo sea un orate, se haya vuelto de repente loco o esté buscando una excusa. Es más, tengo la profunda convicción de que el presidente del Atlético de Madrid tiene toda la razón del mundo cuando pone el grito en el cielo al saber que su equipo, que disputa la Supercopa de Europa ante el Chelsea el viernes 31 de agosto, deba jugar un partido de Liga ante el Athletic el lunes 27 a las diez de la noche. La situación es aún más rocambolesca si cabe si además de todo lo anteriormente expuesto tenemos en cuenta que el Atlético de Madrid es el único equipo español de fútbol que va a disputar una final europea. Cerezo tiene razón y un par de problemas: el primero, el calendario en sí; el segundo, que está más solo que la una y que nadie va a dar la cara por él. Así funciona esa jaula de grillos que se conoce desde hace tiempo como Liga de Fútbol Profesional.
Al entrenador del actual campeón de Liga, el equipo que ha batido todos los registros imaginables y que ha marcado la friolera de 121 goles, superando los 107 del que dirigió John Toshack, también se le dijo que estaba buscando subterfugios para no afrontar una realidad incuestionable, que era la siguiente: el Real Madrid era, se mirase por donde se mirase, inferior al Fútbol Club Barcelona. Incluso con ese calendario demoníaco y esos horarios perversos, Mourinho demostró que la verdad no era cierta y sus argumentos, todos ellos razonados pero que nadie se tomó la molestia de repasar con cierto interés, cayeron en el cajón del olvido. Como Cerezo ahora, Mourinho tenía por aquel entonces razón y un par de problemas: el primero, el calendario en sí; el segundo, que estuvo más solo que la una y nadie dio la cara por él.
Y en esas estamos. Ya puede patalear lo que quiera Cerezo que el Atlético de Madrid jugará sí o sí ante el Athletic el lunes 27 a las diez de la noche y el viernes 31 lo hará contra el Chelsea. El equipo inglés llegará, claro, más descansado a ese partido trascendental porque la Premier es en líneas generales una competición bastante más seria que la nuestra y dirigida por gente muchísimo más profesional. Puede que ante las quejas de Cerezo, a quien al menos deberían facilitar una habitación del pánico para que pueda gimotear allí con más tranquilidad, José Luis Astiazarán, uno de los directivos más inútiles de la historia del fútbol profesional y que probablemente debido a su ineficacia y a que en su momento dejara K.O. en el primer asalto a su amadísima Real Sociedad lleva ya en el cargo desde julio de 2005, pronuncie esa frase que se atribuye, parece que por error, a la reina María Antonieta: "Si no tiene pan, que coma pasteles". Que coma por supuesto lo que quiera, pan, pasteles o torrijas de leche, o que ayune si es menester pero que no moleste más y que juegue el 27 y el 31 como está mandado por la autoridad incompetente.