Fue una broma de Sergio Ramos, un guiño que algunos están empeñados en sacar de contexto: "Aunque el Papa sea de San Lorenzo, el Madrid es el equipo de Dios y el equipo del mundo". Me cae bien Su Santidad pero, en la línea de Edgardo Bauza, no creo sinceramente que pueda serle de demasiada ayuda hoy al equipo argentino. Todos somos hijos de Dios aunque el fútbol está descaradamente del lado del Real Madrid, que cuenta sus partidos por goleadas de escándalo. Todos somos hijos de Dios pero, tal y como aseguró Ramos, el Madrid es el equipo del mundo, y para comprobarlo no hay más que echarle un vistazo a lo que ha sucedido estos días en Marruecos. Sergio, y más aún después de su golazo de La Décima, se siente más capitán que nunca y cuando habla dice cosas... que algunos están empeñados en desvirtuar.
A Ancelotti le da lo mismo quién pite. A mí también. La opción de Proença era indiscutiblemente la mejor para la final pero a Matías Lammens no debió convencerle demasiado esa fama de duro que precede al colegiado portugués. A mí, como a Ancelotti, me da lo mismo quién pite el partido porque creo que el Real Madrid es muy superior, sin embargo me parece vergonzoso que se haya sustituido a Proença, que es un colegiado de garantías, por el guatemalteco Walter López Castellanos, un absoluto desconocido. Las quejas de Lammens, el habitual fair play madridista y la absoluta dejadez de Villar, que está allí en cuerpo pero cuyo reino no parece ser de este mundo, le han puesto la guinda de la improvisación a un Mundial que le ha costado el puesto al ministro marroquí de Deportes.
Nadie ha acusado a San Lorenzo de Almagro de ser un equipo violento... pese a que las declaraciones que vienen desde Argentina dan miedo y son ciertamente alarmantes. Da la impresión de que Los Cuervos lo fían todo a ese cuchillo con el que, según aseguran, van a jugar entre los dientes. Pero es fútbol y no lucha libre. El chaval que preside el San Lorenzo se ha simeonizado tanto que, al igual que el entrenador del Atleti, no hace más que apelar al presupuesto, cuestión ésta que supongo que no impedirá al club bonearense saltar pese a todo al campo. Lo único que pido, si finalmente hace acto de presencia pese a la abismal diferencia presupuestaria, es que lo haga sin el ánimo de "serruchar" a nadie. Ya tienen al árbitro que querían. Y al Papa de su lado. El fútbol lo pondrá... el equipo de Dios.