Colabora


El penúltimo raulista vivo

¿Seguirá? ¿No seguirá? Hamidou nos lo dirá

Florentino Pérez y Zidane. | <span>EFE</span>

Atendiendo a las especiales circunstancias de una temporada muy complicada, que para el Real Madrid se ha traducido fundamentalmente en una plaga de lesiones nunca vista antes y en un tratamiento arbitral cuando menos curioso, al curso 2020-2021 del equipo blanco hay que ponerle como mucho un 4. La lucha al Madrid se le supone, se da por hecho que va a batallar hasta el final, de modo que lo que mejora la nota es el desigual trato arbitral, que es constatable, y el problema de las lesiones, que ha sido de record mundial. Pero el caso es que el club de fútbol más laureado del mundo, el que más gana, no ha ganado nada, ni un solo título, se ha ido en blanco y eso, como muchísimo, es un 4. Como muchísimo. Sin tantas lesiones y sin los árbitros volviéndonos locos a todos, la nota sería un 1. O sea, muy deficiente.

Así que un 4. No un 1 ni un 2, un 4. Un 4, no un 9, que es la nota con la que Zinedine Zidane se calificó a sí mismo el viernes en la rueda de prensa previa al partido contra el Villarreal. Un 9, ¡ni más ni menos que un 9! Un sobresaliente para un equipo que fue eliminado de la Copa del Rey por un Tercera División, que alcanzó las semifinales de la Champions sin demasiadas opciones reales de llegar a la gran final y que, eso sí, ha competido (pero ha perdido) la Liga hasta el final. Eso no es lo mínimo que cabe exigírsele al Real Madrid, está muy por debajo de lo mínimo exigido. Al Real Madrid se le piden títulos y eso lo sabe Zidane mejor que nadie, de ahí mi absoluta incredulidad al escuchar al entrenador francés poniéndose un 9 sin esperar a ver si se ganaba o se perdía la Liga, que en caso de victoria habría supuesto según él un 10. Zidane me recordó a Manuel Pellegrini, aquel técnico chileno que quedó segundo y que, aún así, se mostró orgullosísimo porque el "puntaje" había sido sensacional.

Aquello aún tenía un pase en el caso de Pellegrini porque lo cierto y verdad es que don Manuel entró en el Real Madrid pero el Real Madrid no entró nunca en él, fue un ave de paso, una cigüeña de Santiago, una ciconia ciconia. Migró a España, puso aquí un par de huevos y si te he visto no me acuerdo. Pero, ¿Zinedine Yazid Zidane? ¿El mismo Zinedine Yazid Zidane que fichó como jugador por el Madrid en 2001? ¿El Zinedine Yazid Zidane que ganó tres Copas de Europa seguidas como entrenador poniéndose un 9 por un año que ha acabado en blanco? No doy crédito. Y, según yo lo veo, esa satisfacción ante un trabajo que evidentemente no ha tenido un final feliz, ese ensimismamiento ante una obra inacabada, demuestran que Zidane fue el hombre... pero ya no lo es. No lo es porque, después de tantos años ahí, no sabe distinguir entre lo que acaba bien y lo que no y porque ha relajado el nivel de exigencia que cabe aplicarle a un club como el Real Madrid. Se ha olvidado de lo que él mismo decía hasta hace bien poco.

Y luego está lo otro. Y lo otro es la indecisión, la indefinición, el no saber si se sube o si se baja... Yo entiendo que Zidane sea un hombre especial, entiendo todas sus rarezas, trato de comprender por ejemplo que se haga acompañar de este caballero llamado Hamidou Msaidie que no se sabe muy bien a qué se ocupa ni qué trabajo tiene dentro del Real Madrid. En resúmen, entiendo todas las complejidades de una personalidad poco convencional, pero el club, o sea el Real Madrid, tampoco es convencional y lo que no es de recibo es que un entrenador, que además tiene contrato en vigor, tenga en vilo a la institución y a los socios y aficionados. Zidane tendría que haber tomado una decisión en abril como muy tarde y, de no dar él mismo el paso hacia adelante, debería haber sido el club el que le hubiera urgido a posicionarse. Parece que ahora hay que esperar a que se reúna en la Capilla el Colegio Cardenalicio constituido por Veronique, Enzo, Luca, Theo , Elyaz y el propio Zinedine y que todos ellos sean inspirados por el Espíritu Santo. Fuera, a las puertas del cónclave, un señor que se llama Florentino espera a ver si la fumata es negra o si es blanca. Si es blanca, habemus entrenador. Si es negra, tenemus que buscarlo. Es, por decirlo de la forma más suave posible, poco serio, poco formal y me atrevería a decir que incluso poco profesional y constata esa personalidad vaporosa, ese estilo evanescente que, para lo bueno y para lo malo, ha caracterizado el paso de Zidane por el banquillo del Real Madrid. ¿Seguirá? ¿No seguirá? Hamidou nos lo dirá.

Temas

Lo más popular

  1. Begoña Gómez miente en su primera declaración ante la Justicia: la carta de recomendación sí mencionaba a Barrabés
  2. Defensa exige a una de las mayores asociaciones de militares que anule su acuerdo de formación con Desokupa
  3. 'El Confidencial' responde a 'The Objective' y le advierte con posibles acciones legales
  4. Aldama usó medios de Interior para investigar al inspector de Hacienda que hizo saltar la alarma sobre la trama
  5. Begoña Gómez abandonó el Instituto de Empresa tras solicitar un nuevo negocio con fondos de la UE que se le denegó

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario