Un Crit Valent, asociación liderada al parecer por Jordi Medina, quien en su día fuera candidato a la presidencia del Fútbol Club Barcelona, denuncia en su página web que de las treinta y una Ligas conquistadas por el Real Madrid, diecinueve lo fueron de forma fraudulenta. Y lo más divertido del caso es que prometen aportar documentación, del mismo modo que Alfonso Cabeza (¡todavía estamos esperándole doctor!) aseguró en los años 80 que tiraría de la manta. Entre los puntos que ellos mismos publican acerca de su filosofía electoral figura el fair play, término anglosajón que, como todo el mundo sabe, significa "juego limpio". Mal andamos, señor Medina, si empezamos a traicionar nuestros propios preceptos desde el primer día. O quizá no los estén traicionando del todo y, cuando Un Crit Valent habla de fair play, se esté refiriendo en realidad al "juego limpio" que el barcelonismo ha de observar hacia dentro y no hacia fuera. Pero a eso no se le llama fair play sino mirar hacia otro lado, ¿no?
Se me está ocurriendo así, sobre la marcha, que una manera tan buena como cualquier otra de sacarnos a todos de dudas y demostrar que efectivamente el sastrecillo es tan valiente como va por ahí predicando y no se trata únicamente de otro pelotilla más a la espera de que le regalen un puesto sería que Un Crit Valent diera su opinión acerca del caso Zemorax, la sociedad uzbeka a la que el bufete Laporta & Arbós Advocats Associats se ofreció como intermediario para la venta del Mallorca a cambio de una comisión del 7% (4,2 millones de euros). En junio, durante la campaña contra el voto de censura, Joan Laporta afirmó con rotundidad que ninguno de los directivos azulgrana dependía de los negocios del fútbol y que eso aseguraba la independencia del consejo. El presidente del Barça -hombre precavido vale por dos- se adelantaba más de ocho meses a la celebración de San Valentín mandándole una cajita de bombones a Sandro Rosell, ex amigo, ex vicepresidente y hombre muy vinculado con Nike.
La ventaja de Medina es que no tiene que investigar nada porque de la madeja ya han tirado por él en El Mundo. Zemorax es propiedad del millonario Mijail Djalalov, cliente del bufete de Laporta; Djalalov está muy vinculado al Bunyodkor; el presidente de este club de fútbol es Isok Akbarov; el Bunyodkor pagó cinco millones de euros al Barcelona por un partido amistoso; Laporta dice que ser presidente del Barça aumenta la capacidad para relacionarse con mucha gente; también dijo en enero que Ramón Calderón había sido un gran presidente, ganador y valiente. No voy a pedirle a Medina, por eso del fair play, que se moje en lo del asesoramiento del presidente de su club a Carod Rovira en lo referente a la "política exterior" de la Generalidad, ni tampoco que opine acerca de lo que Laporta quiso decir con aquello de la "República Independiente del Barça" o que nos diga qué piensan los socios que él encabeza a propósito de la utilización del Camp Nou como escenario para reivindicar los inexistentes Países Catalanes o si él está de acuerdo con la afirmación de que Cataluña es un país entre España y Francia, no, nada de eso; pero si quiere dar un grito valiente, ahí tiene suficiente material como para desgañitarse. Grite usted, Medina, grite fuerte... Váyase usted al Parque Güell con un megáfono y grite al cielo de Barcelona... Sea valiente, sastrecillo... ¡Como para salirnos ahora con el cuento chino de José Plaza Pedraz!