Con la vista puesta en Old Trafford, Mourinho rotó. Con la vista puesta en Old Trafford, Ferguson no lo hizo. Parece bastante lógico en el caso del portugués, que ahora tiene al Real Madrid a trece puntos del Barcelona, y ya no lo parece tanto en el caso del galés, que tiene al United líder de la Premier y con un colchón tan cómodo como el culé en la Liga española. Pero, aún rotando, el Real Madrid volvió a ser una vez más superior al Barcelona, que sin duda alguna ha perdido fuelle, rapidez mental y alegría en su fútbol, y acabó llevándose un triunfo que ya parece inútil pero que suma y resta, y no me refiero sólo a los puntos. Suma para el Madrid porque consolida su buen momento mental de cara a un encuentro trascendental y resta para el Barcelona después de caer ante el Milan en Champions y volver a hacerlo, y en su propia casa además, en la Copa del Rey ante el eterno rival.
Lo he repetido mil veces: este Barcelona depende tantísimo de Leo Messi, de sus goles, de sus regates, de su estado de forma, que cuando el argentino no está también desaparece su equipo. El caso es que hasta ahora Messi siempre ha mantenido sobre el campo un nivel superlativo e incluso hoy, en el que no ha sido desde luego el mejor partido de su carrera deportiva, ha marcado el gol de los suyos, pero da la impresión de que los demás jugadores, acostumbrados a que siempre resuelva el mismo, se hubieran adocenado de tanto gravitar alrededor del megacrack. Probablemente eso tuviera tan disgustado a Guardiola y fuera uno de los motivos de su marcha, no lo sé; pero Guardiola, y ahora Vilanova-Roura, son también los máximos responsables de haber tomado por costumbre descansar el juego de un equipo en un solo hombre. Agotado Messi, el Barça parece apagarse justo en el momento crucial de la temporada.
Cánticos en el Bernabéu a favor de Mourinho. Lo entiendo, entiendo que la gente quiera ganar siempre todos los partidos. También comprendo que la satisfacción sea doble cuando quien cae es el Barcelona. Pero ni he comprendido ni comprenderé jamás el trato injusto que el entrenador portugués ha recibido, y probablemente siga recibiendo en el futuro, por parte de un sector minoritario pero ruidoso de la afición merengue. No sé si tienen claro, yo creo que no, que Mourinho es lo mejor que les ha pasado desde Miguel Muñoz. Ojalá no sea demasiado tarde y Mou cumpla íntegro su contrato y luego lo amplíe en 2016, nada me haría más feliz. No había más que verles las caras a los jugadores del Barcelona para darse perfecta cuenta de que están sin oxígeno, rotos por el eje, sin fútbol, en su peor momento de forma desde hace mucho tiempo. No hay más que ver la alocada reacción de Valdés al final del encuentro para darse perfecta cuenta de que lo están pasando muy mal, y cuando el Barça lo pasa muy mal el Madrid lo pasa muy bien, y al revés. Es la crisis, que se ha vuelto cómoda y ahora viaja a Barcelona en la clase business del Puente Aéreo.