El mejor entrenador del Real Madrid es el que está muerto y el mejor futbolista es el que no está aquí o el que se acaba de marchar por la puerta. A Cristiano Ronaldo le entregaron ayer su cuarta Bota de Oro; lejos de menguar, los números del portugués han ido creciendo temporada tras temporada; es muy probable que, cuando hayan pasado treinta o cuarenta años, no sólo el club blanco sino el fútbol mundial siga buscando un goleador así; Cristiano es único, irrepetible, un futbolista cuya simple presencia sobre el terreno de juego intimida al rival, un profesional que se cuida las veinticuatro horas del día y cuya única obsesión consiste en marcar más goles la próxima temporada que la anterior. El madridismo, que cuando decida colgar las botas añorará a este jugador por los siglos de los siglos, amén, debería poner en marcha una iniciativa para que el Ayuntamiento (si es que Carmena sabe quién es Cristiano Ronaldo) levantara cuanto antes una estatua ecuestre del portugués en la calle de Padre Damián... ¡Pues no!...
A un sector, quiero pensar que reducido, de madridistas parece como si le molestara que Cristiano cumpliera con su trabajo, que consiste esencialmente en meter casi siempre más goles que nadie en el mundo. El lema es "Yo soy del Madrid, no de Cristiano", como si ambas cosas no fueran exactamente lo mismo. Ayer, vía Twitter, traté de explicarle en vano a un madridista defensor de esta peculiar teoría que ir por ahí diciendo eso de "Yo soy del Madrid, no de Cristiano" era como decir "Yo soy del Madrid, no de Di Stéfano". Respuesta: a Cristiano le faltan cuatro Copas de Europa para igualar a Di Stéfano. Claro: a Cristiano le faltan cuatro Copas de Europa para igualar a Di Stéfano y a Santillana le faltan cinco, y decir "Yo soy del Madrid, no de Santillana" sería igualmente ridículo.
El caso es que hay madridistas que piensan que Cristiano marca los goles por él y para él, a mayor gloria personal, pero eso mismo no lo piensan de otros goleadores históricos del club... porque ya no están. ¿O es que no era vanidoso Hugo Sánchez?... Claro que lo era, y del ego del mejicano, que siempre quería más, se benefició durante muchísimos años el Real Madrid. Comparan a Cristiano con el mejor Barça de la historia al completo, incluido Leo Messi: ¿Cuántos títulos lleva el Barcelona y cuántos Cristiano?... Esto no es exigencia ni afán de mejora sino puro y duro canibalismo. Existe en el madridismo un impulso antropófago que queda perfectamente resumido en un cuadro del genial Francisco de Goya: "Saturno devorando a un hijo". En la versión futbolística, el hijo es ahora Cristiano y mañana será otro, y Saturno el jugador número doce.