Batalla de frases ingeniosas en Almería. La verdad es que yo me quedo con el maestro Antonio Machado, pero Juan Manuel Lillo tampoco está mal: "el Madrid juega a golearte mientras que el Barcelona te golea mientras juega"... ¡Toma del frasco Carrasco!... ¿Cuánto tiempo le habrá llevado al profesor de Cruyfito diseñar semejante frase?... Desde luego más que preparar el partido: si el amante del buen fútbol, el apóstol del "toque-toque", el precursor del juego ofensivo no retrocedió hasta la playa de El Sombrerico fue únicamente porque sabía que tendría problemas con la reglamentación vigente de la UEFA. Aunque el Real Madrid, que disparó tropecientas mil veces contra la portería de Alves, sigue sin jugar a nada, no pudo por menos que aprovecharse de la táctica más especulativa que uno logra recordar a lo largo de toda la temporada en un campo de Primera División.
Pero Lillo tenía anoche una dura competencia en el estadio de los Juegos Mediterráneos: ni más ni menos que Jorge Alberto Valdano: "Cristiano debe controlarse ya que no podemos pedírselo al público". La frase vino a colación de los insultos que un sector de la grada debió proferir contra el futbolista portugués, y la posterior reacción de éste llevándose la mano al oído tras la consecución del primer gol merengue. Debe ser que Valdano sigue sin saber, y eso que ya estamos a mediados del mes de mayo, qué clase de futbolista fichó por 96 millones de euros el club para el que él trabaja. Cristiano no es la clase de jugador que va por los campos con la cabeza gacha y como si jamás hubiera roto un plato en su vida, Ronaldo es otro tipo de deportista, un Drazen Petrovic para que nos entendamos. Petrovic era un provocador, sacaba la lengua a sus rivales, hacía gestitos y luego le metía 62 puntos al Snaidero Caserta en la final de la Recopa.
Lo de insultar gravemente a Cristiano Ronaldo y cebarse con él se está convirtiendo en un deporte peligroso, y las posteriores regañinas televisadas de Valdano tampoco quedan bien. Ronaldo llamó tontos a los tres o cuatro pelagatos que fueron al campo para meterse con la madre del tío que salió este verano con París Hilton, y yo habría hecho lo mismo. A Valdano, que no era precisamente un angelito cuando jugaba al fútbol, se le está quedando un aire evangelizador y santurrón que apesta. Porque, de repente, parece que Cristiano ha sido el primer jugador de la historia del fútbol en llevarse la mano al oído tras marcar un gol. A Walter Samuel por ejemplo, que era un tronco, nadie le llamó jamás la atención por dirigir ese mismo gesto hacia los socios del Madrid. Nadie pidió tampoco excusas por todos y cada uno de los jugadores que dirigieron en alguna ocasión un corte de mangas u otro feo gesto hacia el público del estadio Santiago Bernabéu. La misión de Valdano debe consistir en proteger a Ronaldo y no en dejarle a los pies de los caballos. El Real Madrid no necesita un santurrón sino un director general competente.