El mejor estadio del mundo para dar una sorpresa es el Santiago Bernabéu. Ganas en el Bernabéu y te puedes echar la siesta un rato largo aunque luego no consigas nada más. El Bernabéu ha convertido en estrellas universales a porteros, defensas, delanteros y entrenadores rivales. Durante mucho tiempo se dijo, y aquella era una verdad como un templo de grande, que al Barcelona le bastaba con ganar en el Bernabéu para sacar su temporada adelante; creo que sigue siendo así. Los equipos que vienen al Bernabéu suelen dejarse la vida porque son conscientes de que están jugando en el campo más importante del mundo. Al contrario, los golpes de mano que pueda dar el Madrid fuera de su casa son mucho más limitados y difíciles. En España sólo le sirve para eso el Nou Camp, y fuera de España otros tres o cuatro campos del mundo a lo sumo: San Siro es indiscutiblemente uno de ellos.
Dice Ibrahimovic que el Milan puede ganar al Madrid si hace las cosas justo al revés que en el partido de ida. El Madrid, sin embargo, va ahormándose cada día más a lo que exige Mourinho y creo que seguirá el mismo patrón de juego exhibido ante los italianos en el Bernabéu sólo que perfeccionado en otros quince días. Si algo quedó claro hace mucho tiempo es que a Mourinho no se le escapa nada. Salvo catástrofe histórica, el Madrid pasará como primero del Grupo y serán Milan y Ajax quienes tengan que pegarse por las sobras. El 2-0 de la ida no estuvo mal: el Madrid tuvo más tiempo el balón en su poder que el Milan (54%-46%), remató más veces a puerta (23-8), perdió menos balones y recuperó más. El único "pero" que le puso Mourinho al partido es que su equipo lo encarriló demasiado pronto (en el minuto 14 ya ganaba por 2-0) y la sensación que se transmitió a la grada fue de conformismo. Mourinho olió la sangre, sus jugadores no.
La de este miércoles es una ocasión que el Real Madrid no puede dejar escapar para reivindicarse en Europa y poner negro sobre blanco de una vez por todas que ya está aquí otra vez, que el león ha vuelto, que se acabó la fiesta. Las palabras de Baresi, todo un caballero, son muy bonitas y elogiosas, pero se las lleva el viento; lo que el viento no podrá llevarse es un marcador a favor abultado en el campo probablemente más emblemático del mundo por detrás del Santiago Bernabéu y contra el único adversario serio que tiene el Madrid en Europa. Seamos sinceros: el Real ganó el sábado en el Rico Pérez y el lunes había gente que ya ni se acordaba; una victoria redonda en San Siro valdría más que los tres puntos que están en juego. Sé que Mourinho lo sabe y sé que, a estas horas de la tarde del martes 2 de noviembre, sus jugadores también. Ahora todos huelen la sangre.