Debo reconocer que me aburrí infinitamente viendo el Tengo una pregunta para usted dedicado a Luis Aragonés. No me aburría tanto desde que me llevaron engañado a ver una película de George Pan Cosmatos llamada Cobra, pero al menos en aquella salía Brigitte Nielsen, cuando la ex mujer de Stallone estaba todavía de chupa pan y moja. De hecho, Televisión Española se ha despeñado con un 13,5% de share, muy lejos del que consiguieron, por ejemplo, Zapatero y Rajoy. Hasta Llamazares, Durán y Carod, tres ladrillos de padre y muy señor mío, superaron con creces el poder de convocatoria del actual seleccionador nacional de fútbol. El mejor, sin duda, fue Lorenzo Milá, y eso fue debido a que el hermanísimo de la presentadora del Gran Hermano se dedicó exclusivamente a dar paso a las preguntas de los asistentes al programa, primero Victoriano, de Madrid, luego Hilson, de Brasil, más tarde Jano, de Zaragoza, después Alejandro, de Guinea Ecuatorial... Un auténtico rollo macabeo.
De las treinta y nueve preguntas, sólo una me puso en órbita y esa fue cuando Roque, de Madrid, le soltó a Luis lo siguiente: ¿Con un seleccionador de más nivel, como Benítez o Del Bosque, la selección podría terminar en un escalafón más alto?... Fue la tercera de la noche y si, justo en ese preciso instante hubieran decidido dar por acabado el programa, no creo que nadie se hubiera sentido ofendido, la verdad. No hubo encerrona, tal y como auguraban algunos satélites del entrenador, y eso fue porque Luis se salió siempre que quiso por la tangente y porque a las insulsas preguntas acerca de cómo le quedaba el traje, por qué le llamaban Zapatones o si el fútbol entiende de razas, el seleccionador respondía siempre con unas respuestas larguísimas, eternas y, por supuesto, totalmente antitelevisivas. Tenían treinta y tantas preguntas para Luis, a cada cual más insulsa, pero no encontramos respuestas a las dos o tres que fueron directas a su yugular. Luis Aragonés, zorro viejo, se dedicó a torear en una plaza que su entorno intuyó bastante más complicada. No cortó, ni mucho menos, las dos orejas y el rabo, pero al menos el toro fue manso, incapaz de pillarle en ningún renuncio.
Si los responsables de TVE tuvieran ojo, que no lo tienen, encargarían otro Tengo una pregunta para usted para Raúl. Si la presencia de Luis tenía algún morbo, que lo dudo, era sólo porque ha decidido no llevarse al capitán del Real Madrid a la Eurocopa. De hecho, el programa nació muerto de entrada. Personalmente no me interesa lo que Luis pueda pensar sobre los mileuristas o acerca de la oficialidad de la selección de Euskadi -por cierto, ahí sí pinchó- sino el motivo real de la ausencia de Raúl del equipo nacional, y esa respuesta, que sí saben Luis y sus acólitos, no iba a contarla, por supuesto, anoche en la televisión pública. El otro día los genios de El Radiador le gastaron una broma a Luis y éste, ni corto ni perezoso, dejó entrever que a lo mejor ni siquiera acudía al programa. Visto lo visto, lo mejor habría sido que se hubiera quedado en su casita porque lo de la condición física de base y lo de Miguel Jones, dos auténticos clásicos, ya nos lo sabíamos todos de memoria.