Joseph Blatter comparte la idea de Woody Allen de que, aunque el dinero no da la felicidad, produce una sensación tan parecida que es realmente difícil distinguirlas. Por dinero, única y exclusivamente por dinero, Blatter se ha llevado a Japón la vieja Copa Intercontinental; y para ganar más dinero la ha convertido en un Mundialito sin ton ni son en el que, además de los campeones europeo y sudamericano, juegan también los campeones de Asia, África, Oceanía y Norteamérica y Centroamérica. Lo que se consigue con todo esto es quitarle emoción a una competición que, como le sucede aquí a la Copa del Rey, ya carecía de ella cuando se apellidaba Toyota. La vieja Copa Intercontinental siempre tuvo un prestigio increíble y era seguida por todo el mundo. No en vano se trataba de dilucidar, de una vez y al menos por un año, qué fútbol era más poderoso, si el europeo o el sudamericano. Pero con su avaricia, disfrazada de eso que ha bautizado de una forma tan rimbombante y tan vacía como "universalización", Blatter se ha cargado la competición.
A este engendro que acaba de jugar (y por cierto, perder) ahora el Barça le llaman Mundialito porque andan por ahí sueltos el Jeonbuk Hyundai Motors FC y el Ahly Sporting Club. La estrella de los primeros es Choi Jin-Cheul, mientras que el crack de los segundos se llama Mohamed Aboutrika. Y, con todos mis respetos, ver a un club de fútbol de la importancia universal que tiene el Barcelona compitiendo con los chicos del Auckland City a un lado y los del Jeonbuk al otro, más que Mundialito me parece un auténtico Ridiculito. ¿Alguien admitiría que un peso pesado se subiera al ring para pelear con un peso mosca? Pues el Ahly es eso precisamente, un peso mosca.
Hasta Japón se ha ido el Barça a no sé qué, como antes se fue el Real Madrid a no sé cual. Ha perdido sueño y prestigio por el camino. Y también ha perdido tiempo, que no es que sobre precisamente, para seguir trabajando en lo que realmente importa y que no es otra cosa que la Champions y la Liga. Queda dicho que la Intercontinental sólo tenía el morbo de enfrentar al fútbol europeo con el sudamericano, ahora ya ni eso. El Barcelona debía ganar para rentabilizar el viaje y resulta que ahora se vuelve derrotado. Eso sí, Blatter tiene sus dólares, Mohamed Abdellah le habrá pedido un autógrafo a Ronaldinho y Chul Soon Choi se habrá hecho una foto con Deco. Todos contentos.