La decisión de Pep Guardiola de entrenar al Bayern de Múnich es llamativa por varias cuestiones. La primera de ellas es la competición elegida por el ex del Barcelona para su rentrée. La Bundesliga es un primor organizativo (ya quisiera la LFP estar a su altura en ese aspecto) y es una verdad como un templo de grande que los aficionados llenan los estadios domingo a domingo, pero no es menos cierto tampoco que siempre que se habla de las tres grandes se la excluye; estaba claro que Guardiola no iba a volver a España después de dirigir a su club de toda la vida y por eso dedujimos que su destino sería la Premier o la Liga italiana. No es que la Bundesliga sea por supuesto una competición menor pero la gloria futbolística no se alcanza en Alemania sino en España, Inglaterra o Italia. Para volver Guardiola ha elegido un destino muy cómodo, nada que ver con lo que eligió en su día Mourinho al fichar por el Oporto, el Chelsea, el Inter o el Real Madrid.
Guardiola, que en el Barcelona iba año a año, le ha pedido tres de golpe al Bayern, cuestión ésta que también llama la atención. Y el Bayern, que viene de hacer una locura económica con Javi Martínez, la he dado a Guardiola, que viene de ganarlo casi todo en España, lo que él ha querido. Preguntado en la gala del Balón de Oro por el presumible interés del equipo alemán por hacerse con sus servicios, Pep dijo que sería una falta de respeto hablar de un club que tenía a un entrenador (Heynckes)sentado en su banquillo, pero su representante confesó que el contrato con los alemanes se había cerrado antes de Navidades y antes, por supuesto, de que se celebrara la entrega del desacreditado Balón de Oro. El caso es que cuando Guardiola dijo, con Del Bosque delante, que sería irrespetuoso hablar con el Bayern puesto que su banquillo tenía inquilino, el acuerdo con los alemanes era total.
¿Por qué Alemania?... Por mucho que el guardiolismo imperante lo niegue, en el subconsciente futbolístico mundial está grabada a sangre y fuego la idea de que Pep elige la Bundesliga porque sabe que no existe la menor posibilidad de que hasta allí le persiga Mourinho. Mou no es el Gabriel Feraud que algunos nos han querido pintar y Guardiola no se parece ni por el forro a Armand d'Hubert; al primero le movilizan los retos: era un reto venir a España para quebrar la tendencia ganadora del Barcelona y no lo sería en absoluto dirigir un plantillón como el del Bayern, que al parecer tiene pasta para derrochar, en una Liga que la temporada que viene estará definitivamente a su alcance. El morbo estará por ahora en la Champions puesto que, al contrario que sucedió con Feraud, no creo que haya nadie en el mundo capaz de recluir en una islita a Mourinho.