Tal y como prometió el martes, Del Bosque "refrescó" el equipo: dejó en el banquillo a Villa, sustituyó a Albiol por Marchena y siguió sin poder contar con Iniesta y Cesc, ambos lesionados. Soy un gran admirador del juego del futbolista del Arsenal, pero es justo reconocer que ahora mismo la ausencia de Iniesta es vital. España lo notó todo, desde la presión de ser un equipo de récord y la selección a batir en el mundo junto a Brasil, hasta la ausencia del futbolista del Barcelona; tuvo menos el balón y el estilo de la Eurocopa se resintió, pero la dinámica positiva a la que se refería Torres el lunes obró el milagro y, como ya ocurriera en Bélgica, la campeona de Europa ganó a Turquía en los últimos minutos del partido. La frase del seleccionador ("los jugadores no han querido especular") define a las mil maravillas el carácter del hombre que ocupa en la actualidad el banquillo de España: es consciente de que los artistas son los futbolistas y en las victorias (y hasta ahora todos sus partidos se cuentan por victorias) les cede abiertamente el protagonismo. Acierta Vicente.
Esta selección acaba de igualar el récord de imbatibilidad de la que entrenó en su día Clemente, con la notable diferencia de que mientras los treinta y un partidos que la España de Luis y Del Bosque lleva sin perder nos han conducido a ganar una Eurocopa y convertirnos en serios candidatos al título mundial, los treinta y un partidos de la etapa del vasco nos metieron en un callejón sin salida. En cualquier caso, el descanso hasta septiembre nos vendrá muy bien. España bate récords de victorias mientras el presidente de la federación española de fútbol colecciona inmuebles. Según la información publicada este miércoles por El Economista, los peritos de la Agencia Tributaria han encontrado irregularidades en el patrimonio de Angel María Villar. El presidente de la federación tendría, siempre según los datos ofrecidos por Javier Romera y Alejandra Ramón, dos pisos en Bilbao, una parcela en Sondika, una casa en Altea, otros dos pisos en el cotizadísimo barrio de Salamanca de Madrid, un chalet en Estepona, un apartamento en Marbella y una parcela de 16.000 metros cuadrados, una vivienda duplex y otra de 100 metros cuadrados con jardín en Santo Domingo de La Calzada.
A Villar, como tonto, le gustan los "pisos céntricos y bien situados" y aunque el informe judicial no observa indicios de delito, "sí existen irregularidades". El Economista añade que "con un sueldo anual bruto de 130.000 euros, Villar ha pagado ya por completo la mayor parte de sus propiedades": el milagro de los panes y los peces en versión inmobiliaria. El caso es que, independientemente de la veracidad de la información recogida por estos dos periodistas, de la que yo no tengo motivos para dudar pero que tampoco puedo certificar, y abstrayéndonos del caso de Angel María Villar Llona, lo cierto es que sí se puede decir, siempre con carácter general, que no puede ser bueno que un hombre ocupe un puesto de responsabilidad durante más de veinte años. Conociendo a Villar, supongo que en esta ocasión dará también la callada por respuesta, una táctica que le ha resultado tan fructífera a lo largo de los años. Al fin y al cabo, aquí nunca pasa nada.