Más de veinticuatro horas después de uno de los mayores ridículos recientes de la historia del fútbol mundial, la UEFA continúa por supuesto sin ofrecer ni una sola explicación a propósito de por qué pasó lo que pasó. Se sabe, eso sí, el nombre del responsable, que es el de los brazos cruzaditos y la sonrisa ida y que lleva ahí veinte años puesto por el Ayuntamiento de Ceferin, pero no se conoce que su tomadura de pelo mundial vaya a acarrearle la menor consecuencia ni a él ni a nadie de su alrededor. Es el ABC del monopolio, del ejercicio con carácter de exclusividad de ésta o de cualquier otra actividad. Estos son los nuevos señores feudales del siglo XXI y los dirigentes de los clubes sólo están a la espera de que quieran ejercer en algún momento su derecho de pernada. En este oscurantismo, en la soberbia de tenernos a todos huérfanos de una explicación, en el pasotismo más absoluto y en la ausencia total de autocrítica se esconde también la necesidad de poner en marcha cuanto antes una nueva competición dirigida por nuevas personas con otras ideas distintas, más acordes a los tiempos que corren, que tienen poco o nada que ver con la exclusividad.
Ayer decía que los dos grandes perjudicados de toda esta fraudulenta historia habían sido el Real Madrid, a quien le tocó en suerte el Benfica, y el Paris Saint Germain, que fue emparejado en primera instancia con el Manchester United. Los dos salieron perdiendo pero sólo uno, el Real Madrid, aunque muy tímidamente, al menos en público, y a través de su Charles Ingalls, o sea por mediación de Emilio Butragueño, protestó. El Real Madrid se quejó pero el silencio del PSG ha sido tan estridente que ha llegado incluso a la redacción de Le Parisien, considerado por todos como altavoz del club parisino, que no ha podido por menos que preguntarse cómo es posible que Al Khelaifi no haya dicho ni mu. Es, por supuesto, una pregunta retórica puesto que el diario conoce bien la respuesta: Al Khelaifi no ha dicho ni mu porque sabe que su ascenso en el escalafón y su recién inaugurada influencia están íntimamente conectadas a su borreguil obediencia; Al Khelaifi no ha dicho ni mu porque espera un trato de favor en esta Champions, no ha dicho ni mu porque es consciente de que quien se mueve no sale en la foto de Ceferin, no ha dicho ni mu porque a estas alturas no piensa morder la mano que le ha dado de comer en el pasado y seguramente le dé de comer en el futuro.
Antes decía que han transcurrido más de veinticuatro horas tras la pifia y nadie en UEFA se ha dignado a descender al mundo terrenal para dar una explicación. Nunca las dan. FIFA tampoco las ha dado, ni las dará, acerca de su designación de Qatar como sede del Mundial. El silencio de los corderos del PSG se entiende en el contexto de la prebenda futura; el del Real Madrid es menos comprensible, la verdad sea dicha. Quiero insistir en que el Real Madrid es el perjudicado, el gran damnificado, y que en mi intención no está convertir al agredido en perseguido, pero todo el mundo da por hecho que si el sorteo de ayer se hubiera celebrado hace dos años, justo cuando Florentino Pérez era el Al Khelaifi de hoy, la eliminatoria entre el equipo madridista y el Benfica se habría respetado. El PSG no pide explicación alguna porque él no quiere cantar línea ahora sino bingo dentro de unos meses pero para lo que no encuentro explicación es para el silencio público del Madrid y, sobre todo, para la inacción. ¿Por qué no recurre al TAS el Real? ¿Acaso calla porque no quiere empeorar las cosas? Y me pregunto: ¿Pero es posible empeorarlas?
Del mismo modo que aquí Tebas no ve a Laporta o a Elizegi, en Europa Ceferin no ve al Barcelona o a Andrea Agnelli sino que sólo tiene ojos para Florentino Pérez Rodríguez, y eso no es por Florentino, que también, sino por el club al que representa, el mejor y más laureado y, por cierto, también uno de los cofundadores de la UEFA. El Real Madrid no denuncia a la UEFA por el escándalo de ayer, ¿esperando exactamente a qué? Si no piensa retroceder en su intención de poner en pie la SuperLiga, ¿a santo de qué su silencio por un asunto que comparado con el otro resulta menor? Florentino, que ya se puso colorado en abril en El Chiringuito, ¿no quiere ponerse ahora amarillo por el sorteo? Sé que al presidente le parece divertido Butragueño, el Charles Ingalls del Madrid, pero su carámbanos de ayer por la tarde no resulta ni creíble ni tampoco suficiente. El silencio del PSG es a cambio de favores. ¿El del Real Madrid a cambio de qué es si se puede saber? Si vas a matar al dragón, vas a matar al dragón. A setas o a Rolex, como en el chiste. A setas o a Rolex.