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El penúltimo raulista vivo

Ramos hace un Ramos

<span>EFE</span>

No había más que seguirle el rastro al modus operandi negociador de Sergio Ramos con el Real Madrid para saber que lo más probable es que su renovación aún estuviera estancada un 7 de enero de 2021, como es efectivamente el caso, y cacareada a los cuatro vientos. Y digo que no había más que seguirle el rastro al modus operandi negociador de Sergio con el Real Madrid porque, antes que éste, que es el tercero, ya hubo otros dos fantasiosos movimientos que aún son recordados en el club, especialmente el último, el chino, que no sólo ha dejado en la memoria un recuerdo amargo sino también la remembranza de una rueda de prensa absolutamente histriónica y que faltó a las más elementales normas de lo que tiene que ser la protección de la imagen de una leyenda del deporte español, que es lo que es a la postre Ramos. ¿Debo proteger yo esa leyenda cuando no lo hace o no sabe hacerlo su hermano y representante? Pues no, no debo. Y no lo hago.

Así que me resulta sorprendente que, con los antecedentes que tiene el capitán del Real Madrid en este aspecto concreto de su carrera profesional, que no es baladí puesto que se trata ni más ni menos que de gestionar su trayectoria, haya aún quien, a la tercera, no se dé por vencido y aparente sorpresa. Lo verdaderamente sorprendente, y más aún teniendo en cuenta que Sergio y René consideran que están ante su último contrato potente, es que este asunto se hubiera resuelto a la primera y sin que lo supiera nadie. Lo sorprendente habría sido que Ramos hubiera hecho un Benzemá, o sea que de repente hubiera aparecido con Florentino Pérez firmando su nuevo contrato con el Madrid. Ramos ha vuelto a hacer un Ramos. Y es normal que esto sea así puesto que, como dice el refranero español, la cabra siempre tira al monte. Sorprendente fue que apareciera la primera vez aireando una oferta del United, que luego no cristalizó en nada. Inquietante nos resultó a los madridistas que un futbolista tan importante volviera a la carga con una oferta del fútbol chino, de la que aún continúan desternillándose en el Bernabéu. Lo de ahora es normal. Absurdo pero normal. Irrisorio pero normal. Anormal pero normal en el fondo si nos atenemos al comportamiento de esta leyenda incapaz de protegerla.

Durante meses nos dijeron que no había oferta. Eso, el hecho de que el Real Madrid no le hubiera hecho ninguna oferta a uno de sus futbolistas más emblemáticos, nos hablaba muy mal de sus ejecutivos, empezando por el principal, que es Florentino Pérez. Si, tal y como se afirmaba, no había oferta era porque Florentino era un hombre descuidado en sus funciones, poco empático, orgulloso y algo prepotente. Pero este domingo apareció Josep Pedrerol en El Chiringuito para decirnos que la oferta se había producido en verano, y que luego se le había vuelto a trasladar en septiembre, octubre, noviembre y diciembre, y la última ocasión, en la previa del partido contra el Elche, en el hotel El huerto del cura. Así que sí había habido oferta y Florentino la negoció directamente con el propio interesado porque, según parece, al hermanísimo no le cae bien el director general del Real Madrid y, para evitar roces, el presidente del club prefiere llevar esa negociación en concreto él personalmente.

Durante meses se nos dijo que no era una cuestión de dinero pero este lunes, y de nuevo en El Chiringuito, volvió a aparecer Josep Pedrerol para contar que la oferta era por un año si Ramos no aceptaba rebajarse un diez por ciento de su sueldo como el resto de futbolistas y altos ejecutivos, y de dos, o sea hasta los 37, si, como sus compañeros, asumía la rebaja en unos tiempos especiales y difíciles de pandemia. Ramos, según Pedrerol, dijo "no", y advirtió: &Escucharé ofertas&. Y, como en su día hizo con la del United, exhibió la llamada de alguien indeterminado del PSG y por supuesto sin cara para decirle que querían hacer un equipazo con él y con Messi. El martes surgió el Liverpool, noticia desmentida por el propio club inglés cuando no habían transcurrido ni siquiera veinticuatro horas. O sea, Sergio Ramos en estado puro.

Mi pregunta es doble. La primera: ¿En qué momento dedujeron Sergio y René, René y Sergio, que el Real Madrid era un rastrillo y Florentino Pérez una especie de subastero? Lo digo porque hay un montón de evidencias muy claras en el sentido de que Florentino Pérez no suele reaccionar demasiado bien a los ultimátums ni entra tampoco en pujas reales o ficticias. Mi segunda pregunta es: ¿No ha aprendido la lección Ramos? Pues parece que no. Todo el mundo que lo conoce me dice que Sergio es un tío estupendo. "Para comérselo", me decían el otro día. Lo que también me dicen de René es que se cree que el gol de Lisboa lo metió él y no su hermano. Está convencido. Echar a un representante es fácil, prescindir de un hermano no lo es. Florentino, que es un veterano de la guerra del Vietnam, lo sabe y, por eso, trata de darle vidilla al capitán. Es loable su postura.

Lo que a mí me preocupa, y no debería porque Sergio no es mi representado ni mucho menos mi hermano, es el día después. Me preocupa el día después de que el PSG diga en francés que verdes las han segado y el Liverpool en inglés que donde las dan las toman. Me preocupa ese día porque a todos nos quedará la sensación de que si Ramos se queda no es por su madridismo sino porque no tiene una oferta económica mejor. Ramos piensa en Ramos, y eso es algo lícito, lógico y normal, pero, y a las pruebas me remito, no lo hace bien, entra a destiempo, agarra cuando no debe agarrar, saca la mano a pasear dentro del área. Y Florentino Pérez... Florentino Pérez quiere que sus jugadores no tengan que viajar en autobús porque en el club no hay presupuesto para aviones como le está pasando ya al Barcelona. La oferta que el Real Madrid le trasladó a Sergio en verano y que decían que no existía es un ofertón. Y el hecho de que Florentino Pérez, para evitar males mayores, rodee presuntamente a su director general para impedir colisiones innecesarias y negocie directamente con Ramos, no es un gesto, es un gestazo. Si a mí en mi empresa me cae mal el director general, que no es el caso aunque sea del Atleti, me tengo que aguantar. Pero, queridos míos, el Real Madrid no es un rastrillo: "Vendo barato, vendo barato... Señora me lo quitan de las manos"... No. Por ahí no. En el Madrid la leyenda es el Real. El Real y don Alfredo, al que hubo un presidente (también legendario) que le enseñó el camino de salida.

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