Que en el mundo del fútbol, y en el deporte en general, siempre ha habido primas y tías por ganar, y cosas bastante peores, es algo público y notorio. Pero, sin tener que viajar hasta el Paleolítico, que es lo que pretendió anoche Petón en El Chiringuito, y todo con tal de responsabilizar al Real Madrid nuevamente de la muerte de Manolete, lo que me parece que aportan las famosas Ligas perdidas en Tenerife en el último partido es el reconocimiento de los tomantes, o sea de los capitanes del equipo isleño, de que efectivamente de los cielos descendió, como Mary Poppins con su paraguas, un empresario con un regalito debajo del brazo, y no precisamente una barra de pan. Estas cosas se pagan, se cobran y se callan, pero el hecho de que Toño, que por aquel entonces era el capitán del equipo, dijera que sí, que hubo premio por apretar al Real Madrid, convierte lo sucedido en Tenerife en algo distinto, diferente.
Los jugadores del Tenerife tuvieron su premio, pero al Barcelona, que ganó aquellas dos Ligas, le tocó sin duda el gordo de la lotería. Hubo también un par de arbitrajes rarísimos, extrañísimos; todo se volvió en contra del Real Madrid, todo, incluso el viaje. Alfonso Pérez Muñoz nos confirmó ayer en El Primer Palo que uno de los aviones tuvo que regresar a Madrid y que algunos jugadores perdieron mucho peso, entre tres y cinco kilos, debido a los 60 grados de temperatura que se vivieron dentro del aparato. Ojalá que la Liga de Fútbol Profesional pudiera investigar las primas a terceros con carácter retroactivo porque es muy posible que el Real Madrid tuviera alguna Liga más en sus vitrinas. Es una pena que el titular del Sport, el de "¿Maletines?... no gracias", no apareciese por aquel entonces o cuando, más recientemente, Messi se mostró a favor de pagar para que el Mallorca le quitara otra Liga al Madrid de Capello.
De todas formas, menos investigar las primas y más explicar cómo es posible que en una Liga que, al final, se va a decidir por un punto arriba o abajo, a un equipo le hayan pitado 19 penaltis a favor y haya estado cerca de 300 minutos en superioridad numérica por la expulsión de un jugador del equipo rival. Con ese "saldo arbitral", como diría el ex vicepresidente culé Alfonso Godall, tan favorable, al resto de competidores se les hace muy cuesta arriba oponer resistencia al Fútbol Club Barcelona. Por cierto, y hablando de asuntos que no se investigaron; aquellas declaraciones de Godall, que había estado en la cocina del laportismo y que vivió en primera persona cómo y de qué manera se fraguó todo, tampoco requirieron de investigación por parte de la Liga de Fútbol Profesional, más pendiente de los maletines o de los "jopelines" en los estadios que de lo que realmente importa.