Parece ser que el problema que han tenido los futbolistas del Real Madrid durante estos últimos tres años de sequía total, crujir de dientes y dolores de cabeza permanentes es que, hasta la fecha, nadie se había sentado a charlar un ratito con ellos. Fabio Capello afirma que todo cambió cuando, tras la debacle de Getafe, se reunió con los jugadores y estuvieron charlando de sus cosas, así, amigablemente. Imagínense la cantidad de problemas que se habrían ahorrado Queiroz, Luxemburgo, Camacho, el gato que estaba triste y azul, López Caro, Florentino Pérez y Fernando Martín si, en lugar de obcecarse con el tema futbolístico, se hubieran dado cuenta de que, en realidad, los futbolistas únicamente querían charlar. Sólo eso. Así de simple. Tuvo que llegar desde Italia, país parlanchín y gesticulante por excelencia, Fabio Capello para darse cuenta de cual era el verdadero problema. De haber realizado la pretemporada en el Café Gijón, otro gallo, con la cresta más roja y las espuelas mejor armadas, habría cantado a los merengues. Seguro que sí.
Es bien sabido por todos que en Barcelona se convirtió en una tradición similar al baile de bastones, los correfocs o la sardana, festejar las victorias sobre el Real Madrid. Existía un reparto tácito de papeles, de tal forma que el Barça ganaba el derbi y luego el Madrid se llevaba las Ligas. Justo. Parece que ahora ha cambiado la situación y es en Madrid donde celebran una victoria sobre el Barcelona como si de la mismísima Champions League se tratara. Es cierto que el equipo de Frank Rijkaard tiene problemas, y dos de ellos son preocupantes: el primero es la prolongada ausencia de Samuel Eto'o y el segundo es la presencia de Eidur Gudjohnsen como su sustituto. La diferencia entre ambos delanteros es tan enorme que cualquier equipo reaccionaría muy mal ante ese canje. Si en lugar de Gudjohnsen hubiera estado Eto'o yo creo que el Barcelona se habría llevado por lo menos un empate del estadio Santiago Bernabéu. Es más, si Rijkaard hubiera puesto desde el inicio al conejito Saviola también creo que el Barcelona habría conseguido algo más. Está claro que si los madridistas toman como referencia el 0-3 de la pasada temporada, el Real ha mejorado mucho. Pero lo anormal fue lo que sucedió el año pasado, no lo que pasó el domingo 22 de octubre por la noche.