El futbolista juega donde quiere jugar. Y, puesta la oración por pasiva, no juega donde no quiere hacerlo. Si, además, el futbolista en cuestión es un crack de la dimensión de Cristiano o de Messi, será muy difícil ir contra su voluntad. Nada más conocerse su condena (porque conviene volver a recordar que a Leo, a diferencia de Cristiano, le condenó la Audiencia Provincial de Barcelona y, posteriormente, el Tribunal Supremo) el "entorno" de Messi dejó caer que se iría de España por el maltrato al que había sido sometido por Hacienda. Si Leo hubiera querido realmente irse lo habría hecho, pero este condenado a 21 meses de prisión seguirá en el Barça... ¿Por qué? ¿Por qué seguirá Messi en el Barça? ¿Por amor a unos colores?... No se lo cree ni él. Messi seguirá en el Barça fundamentalmente porque le interesa... a Leo Messi.
Efectivamente, en el hipotético caso de que Cristiano hubiera decidido ya irse del Real Madrid sería muy complicado retenerle aquí. Muy complicado. Ni, si el portugués tiene realmente tomada la decisión, sería tampoco interesante que el club blanco se desgastara demasiado tratando de convencerle de lo contrario. Pero yo no creo que Cristiano haya decidido ni mucho menos marcharse y pienso que si se ha encargado de transmitir al exterior su molestia a través de un medio afín como A Bola es porque ya ha empezado su estrategia de defensa ante una posible acusación de la jueza. ¿Por qué no creo que Cristiano vaya a irse?... Fundamentalmente porque no le interesa... al propio Cristiano.
Si hace 6 meses, y aún siendo el máximo goleador histórico del club, hubiéramos realizado una encuesta sobre Cristiano, preguntando si debería dejársele ir por 200 millones de euros, el 95% de los entrevistados habría respondido probablemente que sí. Hoy, medio año después, si realizáramos esa misma encuesta es posible que ese porcentaje se hubiera reducido hasta el 50%. ¿Por qué?... Pues porque nos encontramos ante un Cristiano renacido, un nuevo Cristiano, un Cristiano decisivo también al final de la temporada, fresco de piernas y de cabeza, un Cristiano purificado, revitalizado y al que su entrenador cuida con esmero, mima y tiene entre algodones: ¿Emery podría hacer eso? ¿Lo haría Mourinho? ¿O Ancelotti?... Claro que no. Si tú fichas a un jugador por 200 millones es para que juegue hasta los minutos de la basura de los partidos amistosos. Incluso en China. O, por mejor decir, en China más que en ningún otro sitio.
Cristiano no se irá porque aquí tiene un entrenador que le entiende y que ha dado con la tecla para que se encuentre otra vez a tope... también al final. Con 32 años, Cristiano sabe que sólo en un equipo como el Real Madrid, con una plantilla suficientemente amplia como para cubrir su ausencia sin que se note demasiado, puede rematar una carrera profesional mayúscula. A Cristiano le interesa permanecer en el Madrid casi más que al Madrid contar con los servicios de Cristiano. Su enfado, transmitido en directo por Jorge Mendes, de quien empiezo a estar un pelín harto, ha errado el tiro: Cristiano no tiene que abroncar al Real sino a su amigo y representante; si está metido en un lío es por Mendes, que metió en otro problemón a Carvalho, Mourinho, Coentrao o Falcao. Si alguien tiene la culpa no es España, CR7, sino tu hermano del alma. Reclámale a él.