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El penúltimo raulista vivo

Por qué se habla de Mbappé y el Real Madrid

Mbappé, en un partido de Champions contra el Real Madrid. | <span>Cordon Press</span>

Ayer comentaba aquí mismo que me llama la atención la cantidad de gente que está preocupada con buscarle a Florentino Pérez financiación para fichar a Mbappé: que si te van a pedir 200 y no los vas a tener, que sí vas a encontrar los 200 pero para qué vas a pagarlos si el jugador queda libre en enero de 2022, que si acaba en el vestuario del Real Madrid va a ser difícilmente justificable que Kylian pase a ser el mejor pagado del equipo, que si fichas a Mbappé cómo vas a explicar que no hayas renovado a Ramos, que cómo vas a ficharle si te vas a gastar 500 millones en el nuevo Bernabéu... Hay quien nunca está contento con nada, y esto me recuerda al curioso caso del que me he enterado esta tarde al escuchar a Fernando Sánchez Dragó en el programa de Luis Herrero: ese profesor francés, casado y con una hija, que, de repente se da cuenta de que es mujer; se cambia de sexo, Philippe pasa a llamarse Karen y, transcurrido un tiempo, Karen se da cuenta de que lleva un caballo en su interior. La pregunta que se hacía Dragó tenía mucho sentido: ¿Siendo como ya es Karen una mujer después de su cambio de sexo, no debería llevar dentro una yegua en vez de un caballo? Y otra más que me hago yo: pongamos por caso que efectivamente Karen se sienta un caballo y no una yegua, ¿para ser un caballo pleno en derechos y obligaciones, digamos que para ser un caballo con el marchamo constitucional en regla, no debería volver a cambiar de sexo y transformarse de nuevo en Phillipe? Lo dicho, hay quien no está contento con nada.

A los agoreros de la financiación se suman ahora los profesionales de la información a los que les sienta fatal que se vincule a Mbappé con el Real Madrid cuando, eso es cierto, se dijo que vendría en 2017, luego en 2018, después en 2019 y más tarde en 2020 y el caso es que Mbappé salió del Mónaco para fichar por el PSG y ahí sigue. Resulta entrañable ver cómo escuece al periodismo antimadridista que se relacione a Mbappé con el Madrid y es al mismo tiempo emocionante la fingida ingenuidad de algunos cuando, para hacer una moción a la totalidad de los periodistas que hablan (hablamos) de eso, se olvidan de que ellos hacen exactamente lo mismo. Hoy, sin ir más lejos, en el diario de uno de esos colegas tan críticos con los demás se especulaba con el precio que, según Le Parisien, iba a pedir el PSG por Mbappé, y se convertían en noticiosos el hipotético interés del United por Koundé, el precio en el que el Tottenham tasaba a Harry Kane, en concreto 165 millones, las tres ofertas millonarias que el Barcelona rechazó por Ansu Fati y que Wenger intentara fichar en su día a Messi, Cristiano y Mbappé. O sea, y para que todos lo entendamos, se puede hablar de todo eso pero no de que el Madrid esté interesado en Mbappé. Doble vara de medir.

Pero sin embargo hay más fundamento en la posible (y difícil, muy complicada y compleja) llegada de Mbappé al Real Madrid que en todo lo anterior. Por supuesto que el Real Madrid jamás ha hablado de Mbappé en público y no lo va a hacer, pero a mí sí me parece una señal del deseo del chico el hecho de que aparezca por ejemplo en una foto de crío en su habitación rodeado de fotos de Cristiano con la camiseta del Real Madrid. Es una señal, ¿no? Luego, claro, las cosas pueden cambiar, pueden torcerse. Es, por ejemplo, como cuando el Cholo Simeone, que por aquel entonces jugaba en el Sevilla, declaró en la prensa que, de irse del club andaluz, sólo lo haría al Real Madrid y no a otro equipo; luego del Sevilla pasó al Atlético porque el Real Madrid no se interesó por él y, más de veinte años después de aquello, Simeone pasa por ser uno de los mayores símbolos colchoneros. La historia cambió, pero cuando Simeone dijo que él sólo saldría del Sevilla para fichar por el Real Madrid hubo quien lo interpretó, puede que equivocadamente, como que él sólo saldría del Sevilla para fichar por el Real Madrid.

Pero no es sólo la foto de un crío de quince años, no. Cuando, ante la sorpresa de todos, Mbappé fichó por el Mónaco, Vladim Vasilyev, que por aquel entonces era vicepresidente del club francés, confesó que el jugador le había dicho que estaba seguro de que el Real Madrid le iba a esperar. Y, en una entrevista concedida a El Larguero de la Ser, Unai Emery, que había sido su entrenador en el PSG, dijo que Mbappé quería irse al Real Madrid con los ojos cerrados. ¿Mentían Vasilyev y Emery como mintió Simeone? Es posible pero, ¿para qué? ¿Con qué objeto? ¿Qué interés podían tener en decir eso? Por eso hoy se habla de Mbappé y del Real Madrid y de Haaland y del Real Madrid. No porque Florentino Pérez sea un ser superior y lo pueda todo, no. Tampoco porque ninguno de esos fichajes sean sencillos, que no lo van a ser en absoluto. Se habla de esos jugadores porque, mal que les pese a algunos, si ese tipo de futbolistas quieren dar un salto deportivo cualitativo en sus carreras siempre van a mirar inevitablemente hacia el Real Madrid. El periodismo deportivo es eso o, para ser exacto, también es eso el periodismo deportivo. Que alguien que lleva dedicándose 20 años a esto lo descubra ahora me parece tan entrañable como ese niño que descubre que los Reyes Magos son... Melchor, Gaspar y Baltasar.

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