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El penúltimo raulista vivo

Por estas que iba a brindar por Abel

Por estas que iba a brindar por Abel, lo prometo. Por estas. Tenía decidido rescatar de la nevera el champagne que lleva enfriándose desde tiempos inmemoriales y elevar mi copa por Abel, Sabas y Denia tras haber igualado lo que logró en su día Javier Aguirre. Es muy difícil conseguir colarse un año en la Champions League, dos seguidos constituye casi, casi un milagro deportivo. Digo esto más que nada porque dos plazas parecen aseguradas para Barcelona y Real Madrid, Real Madrid y Barcelona, y para las otras dos hay auténticos palos entre Sevilla, Valencia, Villarreal y las sorpresas que se vayan añadiendo cada temporada. En el estadio Vicente Calderón saben muy bien de lo que estoy hablando, no en vano el Atlético de Madrid llevaba diez largos años sin jugar al máximo nivel continental hasta que llegó precisamente Aguirre al banquillo para solucionarlo. Y lo solucionó.

No brindé nunca por Aguirre, y eso a pesar de la grandísima amistad que nos une (le he visto una vez en mi vida), porque pensaba que Gil y Cerezo le habían contratado precisamente para eso, para mejorar y no para empeorar, pero puesto que me comprometí con los penúltimos abelinistas vivos del blog a hacerlo por el actual entrenador si lograba igualar lo realizado por su antecesor en el cargo, me dirigía con paso firme, cabeza alta, ánimo decidido y sed de champagne hacia la nevera cuando de repente, al fondo, oí la rueda de prensa del entrenador rojiblanco tras el 3-0 de Málaga. Ojo que un pinchazo lo tiene cualquiera, lo digo más que nada anticipándome a los abelinistas que justifiquen este artículo por la goleada sufrida el domingo. En absoluto. Se puede perder en Málaga, quizás no de una forma tan estrepitosa, pero se puede perder. No pasa nada. Pero lo que dijo Abel... Lo que dijo Abel es harina de otro costal.

Abel dijo que el Málaga había tenido "una ocasión y media y había marcado tres goles". Por lo que se ve, las matemáticas tampoco son el fuerte del entrenador atlético. A lo máximo que puede aspirar un equipo que tenga una ocasión y media es a marcar un gol porque los medios goles todavía no están aprobados por Michel Platini. Seguro que con el tiempo los aprobará, pero hoy por hoy todavía no están aprobados. Con un desprecio infinito hacia el rival que les acababa de golear, Abel añadió que el Málaga había jugado al contraataque. Aragonés dice que eso del contraataque no existe y que cuando uno tiene el balón ataca y cuando no lo tiene defiende, pero si resulta que jugando de esa forma el Málaga le marcó 3 a un equipo de Champions, Abel tendría que copiar el secreto y no criticar al rival. Por eso el champagne se va a tener que quedar lastimosamente donde estaba. Porque Abel nunca tiene la culpa. Y porque tiene que aprender a perder. Por estas que iba a brindar por él, lo prometo. Por estas. Pero va a ser que no. La ha vuelto a fastidiar.

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