Siete meses después de que Ramón Calderón decidiera denunciar al Real Madrid cuando sólo era uno de los cinco candidatos a la presidencia del club, la magistrada Milagros Aparicio ha decidido darle la razón y anular el voto por correo. Es decir, Calderón lleva doscientos veintisiete días castigando al club por una norma electoral, en concreto la número XV, que él mismo aprobó y empleó posteriormente para acceder como directivo a la junta que presidía por aquel entonces Florentino Pérez. De esos doscientos veintisiete días, Calderón se ha tirado por lo menos los últimos doscientos quince negando por activa y por pasiva que él tuviera absolutamente nada que ver con la primera denuncia, y echándole encima el muerto a uno de sus contrincantes, Arturo Baldasano. Otra mentira.
Hace sólo dos semanas que reconoció que sí, que efectivamente él había sido el primero en judicializar al club. Y hoy, tras haber conocido la sentencia de la juez, parece que pretende exigirle a Villar Mir que, por pura responsabilidad, no recurra la sentencia del juzgado de Primera Instancia nº 47. Pero Villar Mir recurrirá y el Real Madrid, que lleva desde junio siendo zarandeado, humillado y desprestigiado, puede tirarse otros doscientos veintisiete días más siendo objeto de burla por parte de todo el mundo. De forma que, sinceramente, no veo yo dónde pueda estar el motivo de celebración. Efectivamente gana el socio número 14.878, pero desgraciadamente pierden los otros setenta mil. Hasta el punto que empiezo a pensar seriamente en la posibilidad de que Ramón Calderón sea del Barça.
Anoche hubo fiesta por todo lo alto en casa del presidente del Real Madrid. Sólo catorce horas antes de que se conocieran las sentencias, Calderón invitó a cenar a todos sus directivos. Hasta eso hace mal. Por si el club no hubiera tenido ya suficiente marcha, la convocatoria de la cena produjo otra revolución mediática más. Pero es lo que les gusta. ¿Qué festejaban? ¿La Liga? ¿La Champions League? ¿Celebraban que se habían desembarazado de "Rosaldo"?... Por otro lado, lo de la justicia en España es de traca. En pleno vaivén jurídico, con un letrado diciendo una cosa y otro asegurando justo la contraria, me dio por pensar que si el voto por correo se lo hubieran encomendado a los chicos del "Pony-Express", nada de esto hubiera sucedido. Y que si Miguel Strogoff hubiera velado por la limpieza del sistema, el Real Madrid Club de Fútbol no estaría hoy en esta situación. En Barcelona deben estar disfrutando de lo lindo. En Barcelona y, por supuesto, en casa de Ramón Calderón. Más madera.