Ya dije anoche en El Primer Palo que quien esperara una rectificación de Piqué se estaba equivocando de medio a medio. Si no pidió perdón por escupir a Pedro Cortés ni por acordarse del padre de un guardia urbano que pretendía ponerle una multa, ¿por qué iba a excusarse por insultar a Árbeloa?... Así que, como la otra vez, cuando sólo tenía que decir si él se sentía español o paraguayo, la expectación se deshizo como un azucarillo en un vaso de agua. Piqué no pedirá perdón porque para pedir perdón es necesario un puntito de humildad del que carece el defensa central del Barça. Piqué no pedirá perdón, ni creo que Arbeloa tampoco lo esperara, porque para pedir perdón uno tiene que tener la sensación de que ha hecho algo mal y Gerard vive en una burbuja, un microclima en el que nadie se ve con la capacidad suficiente para reprenderle por escupir o por insultar. Antes pediría perdón Arbeloa por ser llamado "cono" que Piqué por llamárselo.
Conocedor de estos hechos, que por más que se encuentren en lo que, de repente, a Del Bosque se le ha ocurrido denominar el "ámbito de los clubes", la pelota continúa estando en el tejado del seleccionador nacional, sobreprotegido por un sector mayoritario del periodismo deportivo español y, como le sucede a Piqué, poco acostumbrado a pedir perdón. En mayo de 2011, no hace tampoco tanto tiempo de aquello, a raíz precisamente de los enfrentamientos entre el Real Madrid de Mourinho y el Barcelona de Guardiola, Vicente del Bosque se puso a sí mismo el listón altísimo; entonces no tuvo inconveniente el seleccionador en entrar a saco en el "ámbito de los clubes", echó la puerta del ámbito abajo, dejó el ámbito hecho unos zorros y proclamó a los cuatro vientos eso de "el que traslade mal ambiente a la selección puede no ir convocado".
Hoy, con Piqué por medio, Del Bosque dice que él no es quién, que cómo va a decirle él nada a un jugador de un club cuando no está con España, pero hace cuatro años, sólo cuatro años, sí lo hizo, y todo el mundo interpretó que disparaba contra el entrenador del Real Madrid y sus métodos poco angelicales. Anoche me preguntaba Ricardo Altable si yo dudaba del madridismo del seleccionador y yo le respondí que aquello no venía al caso. Me importa un bledo el madridismo de Del Bosque; doy por hecho que mientras estuvo en el club se comportó como un profesional y que le tendrá más cariño al Real Madrid que al Real Jaén, por poner un ejemplo; tampoco vienen al caso la bondad de Vicente, que tenga bigote o se lo rape o que naciera en Salamanca; lo reseñable aquí es lo que él mismo dijo que sucedería con aquellos futbolistas que generaran mal ambiente con la selección y no hay más que escuchar a Ramos para darse cuenta de cómo está ahora mismo la situación. Vicente del Bosque vuelve a traicionarse a sí mismo y, de nuevo, otra vez, el perdedor es el Real Madrid. A Tebas, otro gran madridista, le parece gracioso que Piqué llame cono a Arbeloa. Todos juntos: "De las glorias deportivas que campean por España"...