En la presentación de su ampliación de contrato con el Barça hasta el año 2022, Gerard Piqué ha vuelto a hacer lo que prometió en su día que no haría, o sea hablar de política. Muy en la línea de Puigdemont, que es la línea de Guardiola, que es la línea de Xavi, el defensa secesionista del Barça ha cometido una grave inexactitud al afirmar que no se está respetando el resultado de las elecciones catalanas. Lo que los catalanes decidieron es que su primera opción política es Ciudadanos, que obtuvo dos escaños más que el Partido golpista de Puigdemont, ahora mismo huído de la Justicia española, y cuatro más que el Partido golpista de Junqueras, actualmente en prisión. Más de un millón de catalanes optaron por Ciudadanos como su primera opción y, sumados los votos populares de todos los partidos constitucionalistas, también se puede afirmar sin miedo al error que hay más catalanes que se sienten catalanes y españoles que catalanes que quieran separarse de España. Así que, si de respetar el resultado de las elecciones catalanas se tratara, la señora Arrimadas debería presidir la Generalitat y no ese conglomerado de independentistas, anarquistas y antisistemas a los que tanto añora Piqué.
Lo que, haciendo un enorme esfuerzo por introducirme en la cabeza de Piqué, yo creo que quiere decir el defensa secesionista del Barça es que a él no le parece bien que Junqueras esté en prisión ni tampoco que el Tribunal Constitucional haya decidido que un fugado de la Justicia española, un golpista que se ha dedicado los tres últimos años de su vida política a saltarse la ley a la torera, no pueda presidir la Generalitat y mucho menos pueda ser elegido de forma telemática, virtual, por plasma, por email, a través de señales de humo o vía telefónica. Como catalán que es, Piqué debería querer que Cataluña no fuera un circo, pero sin embargo todas y cada una de sus declaraciones públicas van justo en la dirección opuesta. El asunto, Piqué, es que aunque a ti pueda parecerte increíble... hay que cumplir la Ley. A ti y a tus amigos la Constitución que los españoles nos dimos en 1978 os permite defender vuestras ideas independentistas, pero incluso para lograr el objetivo de hacer añicos España existen unos cauces legales, y el fugado Puigdemont se los saltó a la torera. Por mucho que uno, diez, cien, mil o un millón de catalanes apoyaran una opción ilegal, no dejaría de serlo. ¿Lo captas?
Pero hay algo más grave aún que el desconocimiento de Piqué y es la publicidad antiespañola que va haciendo por el mundo. Es un personaje público y muy reconocido y, diciendo cosas como que no se está respetando el resultado de las elecciones, nuestros vecinos, nuestros socios, la gente que nos rodea puede llegar a pensar que eso es cierto, cuando no lo es. También lo hacen Guardiola y Xavi, que fueron tropecientas mil veces internacionales con España... pero ya no lo son. El caso es que un futbolista que va diciendo por ahí que en España no se respeta el resultado electoral, o sea que España es una República Bananera, podría vestir perfectamente la camiseta de la selección de la nación a la que él tanto critica en el próximo Mundial de Rusia. ¿Y qué haremos nosotros?... Pues nosotros no haremos nada, y no lo haremos porque los "nuestros" son Larrea y Lopetegui, la doble L villarista del "fulbol", unos caballeros a los que el ruido de la nación no va a desviar ni medio milímetro de su interés fundamental, que es la selección. ¿Cómo empatizar con un equipo nacional apodado La Roja y cuyo defensa central va hablando mal de España por el mundo?... Difícil, la verdad. Imposible, en mi opinión, aislar la manzana podrida para que no afecte al resto del cesto.