Hace años que los rivales del Real Madrid no permiten, y cito textualmente a José Sámano, pope de El País y guñia espioritual de Occidente, "medir el valor real de la plantilla blanca". A las victorias del vigente campeón europeo y mundial siempre se les pone un "pero", conjunción elegida hace tiempo como la más fea en lengua castellana. El "pero" a la victoria de anoche en el Bernabéu, una victoria con tintes burocráticos, eso es cierto, y que demostró que el equipo de Lopetegui anda aún en construcción, fue lo "chato" que es el rival. Si el árbitro hubiera querido consultar con el VAR para poder así comprobar que hubo al menos un penalti claro en contra del Madrid, el Real habría ganado por 3-0, idéntico marcador al que se produjo por cierto en el Camp Nou en un partido en el que al Barça, como también viene siendo tónica habitual desde tiempos inmemoriales, no le surgió ningún "pero", tampoco el de la debilidad de su rival, el Alavés, que la temporada anterior acabó 6 puestos por debajo del chatísimo Getafe.
Y hablando de narices, hay que tenerlas cyranianas o cyranienses, como a ustedes les venga en gana, o sea anormes, para destacar los 48.446 espectadores que se dieron cita en el estadio madridista como una noticia negativa y pasar por alto el dato de que en el Camp Nou hubo 52.356 el día anterior. Y hay que tenerlos cuadrados, si se me permite la coloquial y malsonante expresión, para relacionar la peor entrada del Bernabéu desde hace años con la marcha de Cristiano a la Juventus de Turín. Y hay que ser, en el fondo, muy zote porque, bien pensado, si al Barça de Lionel Messi fueron a verlo sólo 4.000 espectadores más que al primer Madrid sin CR7, que es su máximo goleador histórico... eso únicamente habla del tremendo tirón que, en pleno mes vacacional, sigue teniendo el trece veces campeón continental.
Ya dije el otro día que la temporada iba a ser terrible, durísima, probablemente la más dura desde la etapa de José Mourinho. Al Real Madrid no se le perdona que no haga lo que le exige el Comité Central de Salud Pública y, aunque afortunadamente sin guillotinas por medio, al equipo blanco se le van a multiplicar los "peros" a lo largo de su tortuoso camino. Hace años también que el Real Madrid Club de Fútbol, el más grande y prestigioso club deportivo del mundo, perdió la batalla del lenguaje por goleada. En ese terreno, en el de la doble vara de medir y el lenguaje versallesco relleno de mala baba, al Madrid le llegan con mucha más facilidad aún que sobre el campo. Hace tiempo también, excepción hecha del excepcional y brillante paréntesis abierto con Mou, que el Madrid desistió de dar esa batalla, tan importante o incluso más aún que la deportiva, y el Barça se ha abierto camino, muy despacito al principio y con descarado desahogo en este tramo final, con su diccionario de mentiras y demagogia barata. Pero... peroperismo.