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El penúltimo raulista vivo

Pepe Luis

Luis vuelve a ser Luis. Al principio de su mandato como seleccionador, Luis no fue Luis durante un tiempo, mientras las cosas fueron razonablemente bien y se mantuvo la ilusión. Como decía, en esta etapa profesional de su vida, Luis no fue Luis sino Pepe Luis, un hermano gemelo del ex entrenador del Atlético de Madrid, un técnico modelo que admitía todas las críticas, hablaba de la gran sentada y tenía palabra y además la cumplía. Pero Luis decidió independizarse de Pepe cuando acabó el Mundial y, como decía al principio, ahora vuelve a ser Luis, y eso, mal que nos pese, resultará letal para España, ya lo verán.

Pepe Luis estaba con todos, mientras que Luis, su gemelo, va por un lado y el resto de España va por el otro, así de simple. Si yo fuera Villar meditaría seriamente la posibilidad de cobrar por ver los entrenamientos porque ahí es donde está el auténtico espectáculo y no en los partidos. La mayoría de partidos resultan aburridísimos mientras que en los entrenamientos de Luis puede verse un poquito de todo y muy picadito. En uno de los últimos, por ejemplo, le hizo un corte de mangas a Juanito y Marchena y se quedó tan pancho. En el último, llevado a cabo en un sitio que se llama el Requexón, les gritaba a sus jugadores que el balón tiene música. Si eso es cierto, la música de la selección española de fútbol no puede ser otra que la Marcha Fúnebre de Chopin.

Fue peor el remedio que la enfermedad. Marchena, que habló en lugar de Torres para impedir así que el delantero del Liverpool dijera lo que realmente pensaba al respecto de su sustitución en Islandia, afirmó ayer que el empate de Reikiavik no era tan grave. Defíname "grave", Marchena, defíname "grave". Es cierto que no se hundió el Dow Jones, ni se cayó tampoco la Torre de Pisa, pero no hay más que comparar estas declaraciones del jugador del Valencia con las que hizo Pau Gasol después de perder con Croacia para saber por qué a la selección de baloncesto la van tan bien y a la de fútbol la va tan mal. A Luis le pidieron que llamara a Raúl después del entrenamiento de la tarde, y Luis dijo que le convocaría la próxima vez. A uno de los futbolistas españoles más importantes de la historia tiene que hacerle mucha gracia que su nombre esté constantemente en boca de todos y para nada. No le llamará ni la próxima vez, ni tampoco la siguiente; Pepe Luis probablemente sí rectificaría, pero Luis no lo hará jamás.

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