Para decir que hubo y habrá Real Madrid Club de Fútbol antes que José Mourinho no hace falta tirarse cinco años en la Facultad de Ciencias de la Información. Obvio. Es de Perogrullo. Claro que habrá Real Madrid después de Mourinho, cuénteme en su crónica algo que no sepa. Si hubo Real Madrid después de don Santiago Bernabéu es claro que también existirá Real Madrid después de José Mourinho. Es algo parecido a decir que habrá España después del Rey Juan Carlos. Ya. ¿Y?... No se debate sobre la supervivencia del club después de Mou, que ésa está al parecer garantizada, sino de la clase de club que quedará tras su marcha; muchos dicen que será mejor, yo no comparto esa opinión aunque admito que puedo estar equivocado.
Pepe habló con los periodistas nada más acabar el partido para dar su opinión sobre la situación de suplente de Casillas: "Las declaraciones del míster no han sido las más adecuadas. Iker es una institución en el Madrid y en España". Se ha insistido mucho en que Pepe criticara a Mourinho nada más acabar el partido y también después de ducharse, aludiendo velada y siniestramente al hecho de que cuando un futbolista del Madrid dijo en el pasado algo en caliente nada más acabar el encuentro y luego acabara templando su discurso tras la ducha fue debido a que Louro y Faría le apretaron las clavijas mientras procedía al sano ejercicio del enjabonamiento. Feo, muy feo. Lo habitual por otro lado.
Hoy Pepe ha pasado a erigirse en un inviolable e imbatible ejemplo de libertad de expresión para una gran parte del periodismo deportivo español. Y el motivo no es otro que su crítica a Mourinho. Antes, cuando el defensa portugués le respaldaba, Pepe no era fuera del campo más que un guiñol despersonalizado, un muñeco en poder del poderosísimo lobby portugués que extendía su influencia allende los mares, un hombre sin carácter, un arrastrado y un vendido; dentro del campo Pepe era un violento, un tipo al que le faltaba un tornillo, alguien que no podía continuar en el club blanco ni un segundo más. Con la continuidad de Pepe en el Madrid peligraba la imagen del club, hoy gracias a Dios ya no peligra. Si lo de ayer le sirve al bueno de Pepe, que es un pedazo de central y que no es ni más ni menos duro que otros defensas que han pasado por nuestra Liga, para vivir más tranquilo en España, yo me alegro por él.
Sin embargo Karanka, que ayer volvió a insistir en que "faltar al respeto hubiese sido poner a uno que no estaba para jugar", sigue alineándose en el lado oscuro de la Fuerza, a la izquierda de Darth Sidious y a la derecha de Darth Vader. Y mientras la opinión de Aitor (que parece mentira que después de tanto tiempo no se haya enterado todavía de qué va esta Guerra de las Galaxias) no varíe lo suficiente hasta encajar perfectamente, tal y como lo haría la última pieza de un puzzle gigante, con la de algunos colegas de la prensa, continuará siendo el muñeco de Mourinho, un pelota que pretende escalar socialmente gracias al empuje del malvado técnico luso y que cambia dignidad personal por prosperidad profesional. Qué burdo, ¿no?...
Me hace gracia cuando me hablan de la "libertad de expresión", así, en mayúsculas. El gran titular es: "Está en juego la libertad de la prensa". Claro que está en juego la libertad de expresión, pero no en la sala de prensa de Valdebebas. Ahí levantas la mano, dices en voz alta tu nombre y el medio al que perteneces, le pegas un tantarantán a Mourinho y te vuelves para casa con el corte. Es fácil. Lo peor que te puede pasar es que Mourinho te responda, poco más. La libertad de expresión está en juego en Nigeria, está en juego en la República Centroafricana, está en juego en Pakistán, en Haití, en Corea del Norte, en China... El jueves pasado la organización Campaña Emblema de Prensa nos recordó que en 2013 ya han sido asesinados 39 periodistas mientras ejercían su profesión. 39. Lo del periodismo deportivo es una chufla comparado con eso. Aquí no está en juego la libertad de expresión sino nuestro infladísimo ego.
Descalcemos mientras tanto el cadáver de la soñadora Bubulina y veamos si su número de pie coincide por suerte con el nuestro y nos podemos ir con los pies calentitos, quitémosle el reloj de pulsera, el colchón, las sábanas y la manta, dejémosla en pelotilla picada; arrebatémosle aquel juego de tocador de plata que siempre nos gustó tanto, arranquémosle el diente de oro. Todo, por supuesto, en aras de la libertad de expresión cuya supervivencia pasa por la sala de prensa de Valdebebas y no por Siria, Irán o Iraq; aquello es una broma al lado de lo nuestro: allí sólo te pegan un tiro mientras que aquí te expones a que te dejen en ridículo, y eso sí que no resulta admisible. Pepe se ha dado cuenta a tiempo. Él sí que es listo. Era un vándalo el viernes por la tarde y desde el sábado por la noche es un hombre libre. Así sí. Enhorabuena.