El mes que viene Diego Simeone cumplirá seis años sentado en el banquillo del Atlético de Madrid. Salvo que no tengas interés ni prisa por competir, seis años como entrenador de un equipo profesional de élite como es el colchonero son muchos años. No todo el mundo tiene la suerte de Wenger, al que se le exige poco, ni todos los clubes tienen la paciencia del Arsenal, que es el único que parece estar por encima del bien y del mal del mundano día a día de los títulos. A lo largo de estos seis años el Atlético de Madrid, que en 2011, cuando el Cholo cogió al equipo, estaba en una situación comprometidísima, sólo ha tenido alegrías; nada más llegar, en mayo de 2012, una Europa League, luego la Supercopa europea, después la Copa del Rey, una Liga, más tarde dos finales de Champions y, por encima de los títulos, la sensación generalizada de que el Atleti de Simeone es un auténtico dolor de muelas, un equipo contra el que habrá que emplear litros de sangre, decalitros de sudor y hectolitros de lágrimas para poder vencer.
Hoy, con el Atlético de Madrid pendiente de un milagro para poder clasificarse para los octavos de final de la Champions, esa imagen no es la que era y al equipo del Cholo parece sencillo encontrarle las vueltas. No es, por supuesto, un problema físico puesto que el profe Ortega sigue siendo el mismo y sus métodos muy parecidos, sino mental, de agotamiento de ideas. El Atleti puede acabar haciendo una gran temporada si, al final, gana otra Europa League o se alza con la Copa del Rey, pero todos tenemos la impresión, que se ha ganado a pulso el equipo colchonero, de que eso, parafraseando al capitán Gabi, es "una mierda". Más allá de la caraja ante el Qarabag, que es un buen equipo de fútbol, un conjunto ordenado, aplicado y bien organizado y muy del estilo de Simeone, la pregunta que hoy se hace la gente es si, después de seis años, no se habrá agotado el ciclo de Simeone en el banquillo rojiblanco.
Ningún entrenador habría conseguido lo que el Cholo en el Atleti, ninguno. Pero, por unas cosas o por otras, Simeone ya ha amagado un par de veces con coger la maleta y volar del nido. Pienso que a la tercera será la vencida y que, dependiendo de lo que pase esta temporada, la vencida podría llegar en el próximo mes de mayo. A este Atlético de Madrid hay que exigirle como al reciente doble finalista de Champions y no como al manojo de nervios desnortado que dirigía Gregorio Manzano allá por 2011. El palo es terrible y en cualquier otro caso el nombre de Diego Pablo Simeone estaría en el centro de la diana periodística, pero del Cholo, que es el Moisés del Atleti, siempre se espera otro milagro. Aunque, por primera vez desde que llegara al equipo, que ahora se abran de repente las aguas del Mar Rojo para dejar pasar a su equipo ya no dependa de él sino de que Roma y Chelsea no hagan su trabajo. No es imposible, sí es improbable.