Seguro que Pelé ha estado en Madrid vendiendo algo. Pelé es el mejor vendedor de Pelé durante las veinticuatro horas que tiene un día pero luego se alquila por horas para vender lo que sea, desde el viagra hasta la candidatura olímpica de Río pasando por ropa deportiva. O Rei vende lo que le echen encima, cualquier cosa a cambio de dinero, todo por la pasta. Quiero recordar que el mejor futbolista brasileño de la historia y uno de los dos o tres mejores jugadores de todos los tiempos se negó a participar en un documental acerca del Cosmos porque le dijeron que no había dinero por medio, de forma que a Madrid seguro que habrá venido a vender algo y, como siempre, a venderse a sí mismo y a alquilar de paso su enemistad con Diego Armando Maradona. Pelé pone la sonrisa profidén, se hace dos o tres fotos con los patrlocinadores de turno y hasta luego Lucas, si te he visto no me acuerdo. Pero mientras que Pelé es el mejor amigo de Pelé, Maradona es el peor enemigo de los dos, comenzando desde luego por sí mismo.
Di Stéfano ha salido siempre tradicionalmente muy bien parado del debate sobre quién ha sido el mejor futbolista de todos los tiempos. Yo no tuve ocasión de ver en acción al astro argentino pero aquellos que, por edad, han podido disfrutar del juego de los tres (creo que Cruyff, como Zidane, está un escalón por debajo) reconocen que don Alfredo fue sin duda alguna el más completo de todos. Ser el más completo es para Pelé sinónimo de ser el mejor y yo estoy de acuerdo con él. Ilustres diestefanistas aseguran que la saeta defendía, atacaba, mandaba y goleaba, todo al mismo tiempo. Pelé y Maradona, al igual que Cruyff, Zidane, Puskas, Van Basten o Weah, fueron futbolistas desequilibrantes en ataque pero nunca destacaron en las tareas defensivas. Puede que Di Stéfano no fuera un 10 en nada pero sacaba 9 en todo y además le dio la vuelta al fútbol europeo como si de un calcetín se tratara.
Por si fuera poco, Maradona, que era un verdadero portento de habilidad, no fue nunca un ejemplo ni dentro ni fuera del terreno de juego. Pelé es bastante más grosero que un servidor: "el único gol de cabeza importante que marcó fue con la mano". Y el caso es que tiene razón. Maradona, como diría Groucho, ha llegado de la nada a la más auténtica de las miserias, y ahí sigue un día, y otro, y otro más. O Rei es el mejor vendedor del lado bueno de Pelé mientras que el Pelusa no hace más que sacar los trapos sucios de Maradona. A sus ochenta años, Di Stéfano asiste a la refriega en silencio, como si la fiesta no fuera con él, aunque tengo para mí que el Di Stéfano de 35 años se habría desayunado a cinco Pelés y a quince o veinte Maradonas. No se llega arriba del todo sin carácter y, por lo que cuentan, don Alfredo lo tenía a raudales. Puede que por eso le guste tanto Raúl.