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El penúltimo raulista vivo

Peccata minuta

Ramón Calderón acaba de decir en un acto en Algete que a un presidente del Real Madrid se le juzga por los títulos que obtiene y él ha conseguido dos Ligas en dos años: la primera parte de la oración no es cierta. Lorenzo Sanz convocó rápidamente las elecciones a la presidencia del club pensando que los socios le juzgarían por la octava Copa de Europa que acababa de lograrse bajo su mandato; lo cierto y verdad es que tenía todas las de ganar y su reflexión parecía sensata porque el club había tardado noventa y ocho años en ganar ocho Copas de Europa, a una media aproximada de una cada doce años y algunos meses, y él solito había conseguido dos en un tiempo record de cinco años, rompiendo además con la primera, la famosa séptima, una racha negativa que duraba más de treinta años. Sin embargo Sanz, que tenía el viento a favor, perdió con Florentino Pérez en las urnas. ¿Juzgaron los socios al presidente saliente por los títulos obtenidos?... A la vista está que no fue así.

Luis de Carlos ocupó la presidencia del Real Madrid desde 1978, año de la muerte de Santiago Bernabéu, hasta 1985, y el club consiguió con él dos Ligas, dos Copas y una Copa de la UEFA. No parece que dos Ligas en siete años de mandato fuera un éxito como para ir presumiendo de él por ahí, y sin embargo todo el mundo guarda un extraordinario recuerdo de De Carlos y habla bien de él como presidente. Se comportó como un auténtico caballero y, en unos momentos muy difíciles para el Madrid tras el fallecimiento de un hombre que había ocupado la máxima responsabilidad de la entidad durante la friolera de treinta y cinco años, supo darle continuidad al proyecto de su antecesor en el cargo. Si algo pudiera achacársele a De Carlos sería probablemente que se pasó de frenada con el fair play y trató de llevarse bien con José Luis Núñez, un hombre que lo más bonito que decía del Real es que era el equipo de Francisco Franco.

A De Carlos le sustituyó Ramón Mendoza y, pese a que el Real Madrid ganó con él seis Ligas en diez años, las cinco primeras de forma consecutiva, y consiguió también dos Copas y una Copa de la UEFA, no encuentro tanta gente que me hable bien de Mendoza como de De Carlos. ¿Por qué será? ¿No será porque los socios del Madrid exigen de sus presidentes algo más que títulos? Ramón Calderón se agarra a las dos Ligas que ha ganado como si de un clavo ardiendo se tratara porque sabe perfectamente que los socios le puntuarán con un cero en el resto de asignaturas. Es cierto que hoy la masa social madridista está más dormida y parece menos crítica que hace algunos años y esa es una baza que juega a favor de Calderón, pero las otras están decididamente en su contra. Ganó las elecciones tras un proceso electoral poco claro y poniendo a parir al hombre que le introdujo en la directiva y luego, ya como presidente, ha faltado reiteradamente a su palabra. ¿Dos Ligas?... Esas dos Ligas son peccata minuta, amigo mío, peccata minuta.

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