Es muy llamativa la rapidez con que los periodistas deportivos pretendemos extraer conclusiones a diario sobre todas las cosas. Ponemos tal cara de velocidad al teclado que no nos importa demasiado que nuestras reflexiones choquen entre sí o sean simplemente opuestas. Escribimos y hablamos mucho, en algunos casos demasiado, en otros muchos de forma y manera innecesaria. Solemos posicionarnos de uno u otro lado y nos cuesta mucho reconocer un error, uno solo, porque tenemos la falsa creencia de que nos pasarán factura si damos un paso atrás, quedaremos en entredicho y nos achacarán nuestra falta de coherencia cuando resulta que es justo al revés puesto que la materia con la que trabajamos es profundamente incoherente. Citaré, llegados a este punto, a Albert Camus, gran portero del Montpensier: "Aprendí que la pelota no viene nunca por donde se la espera". Yo lo estoy aprendiendo ahora y espero que, como le ocurrió a él, pueda aplicar también el aprendizaje a mi vida personal.
En el caso del Real Madrid y aledaños, esa necesidad imperiosa de extraer conclusiones instantáneas acerca de todo se convierte en un auténtico vicio. Si, como ocurrió ayer, Higuaín marca un día tres goles, se reabre automáticamente el debate con Benzema. Si, por el contrario, es Benzema quien los marca, resulta que hay que vender a Higuaín. De repente, el insolidario Cristiano se ha convertido en una ONG porque acaba de dar dos pases de gol. No sé si sabían que él y Casillas se llevan muy mal, pero ahora se llevan muy bien porque el otro día aparecieron abrazados en una foto durante la famosa barbacoa. Granero jugó un ratito ante el Espanyol, clara señal de que los españoles le han dado un toque al entrenador; Mourinho, por cierto, rompió su costumbre de marcharse al vestuario antes del final del partido, un gesto que evidencia que el motín surtió efecto. Incluso, aseguran, al portugués se le ve menos encendido que antes... ¡Cuántas cosas!...
De quien más conclusiones se está extrayendo ahora mismo es de Kaká. Ha vuelto. Se nota que físicamente está mejor. Vuelve a confiar en sus posibilidades. Es letal con espacios por delante. El mejor fichaje del verano sin duda. Tiene ganas de devolverle al Real Madrid todo el cariño que le han dado. No se quiso ir porque Florentino y Mourinho seguían confiando en él. Parole, parole, parole... Creo, y ojalá me equivoque, que el mejor Kaká, el del Milan, no volverá jamás, y que los madridistas se conforman con que dé un setenta por ciento de lo que ofreció en su día en Italia. Yo también me conformaría con eso. A Kaká le hace falta un gran partido, un partido decisivo, ante un rival de primer nivel mundial. Hasta que llegue ese día, y espero que sea pronto, estaremos confundiendo los deseos de ver otra vez en acción a un crack con la realidad de un futbolista que ha cambiado... a peor.