Cuentan en broma que la música la inventaron un buen día Pachín y su papá mientras ambos esperaban sentaditos en la estación a que llegara el tren; viéndole llegar allá a lo lejos, Pachín, lógicamente inquieto porque la máquina no reducía su velocidad, preguntó sabiamente lo siguiente: "¿parará, papá?"... Y el papá de Pachín, muy seguro de sí mismo, sabedor de que tenía comprados los billetes desde hacía ya varios días y que estos se hallaban a buen recaudo en uno de los bolsillos de su chaqueta, respondió sin dudarlo: "parará, Pachín". Ya estaba inventada la música: "parará papá, parará Pachín, parará papá, parará Pachín". La versión del Real Madrid de Ramón Calderón, que es Vicente Boluda y Pedro Trapote al mismo tiempo, sería otra: "parará papá, parará en Pachá". O en Joy Eslava, que para el caso que nos ocupa viene a ser más o menos lo mismo.
Ni siquiera habían transcurrido siete días desde su dimisión y Calderón, el bien "pagao" y el "mejor "enchufao" se iban todos juntos a celebrar a esta famosa discoteca madrileña su exitosa gestión al frente del club de fútbol más importante del siglo XX según la FIFA. Bárcena, que acaba de cobrar un pastón de indemnización tras ser despedido por el notable guirigay puesto en pie por Nanín and friends en la Asamblea del 7 de diciembre y oportunamente desbaratado por la información del diario Marca, y el resto de asistentes a la fiesta, debieron pensar eso de "¡que se mueran los feos!"... Y tras la noche, el día, y después del miércoles llegó, como viene siendo costumbre por estos lares, el jueves, y con él la celebración de la junta directiva de la Federación Española de Fútbol. Y, después de la misma, la sorpresa: Angel Villar nombra a Ramón Calderón presidente de la Comisión de los actos conmemorativos del centenario federativo. Son esas cuestiones del fútbol que sólo Javier Clemente y algunas cuantas mentes privilegiadas más pueden acertar a comprender. A mí que no trate de explicármelo Carretero, por favor, que a esa hora tengo dentista.
De La Noria sólo quiero decir que no sólo no giró sino que se quedó alarmantemente atascada en cuanto uno de los Matamoros empezó a desviar la atención hablando de Florentino Pérez, José Angel Sánchez y lo que le costó Alexander Pato al Milan. Por mí como si no vuelven a chocar nunca más los cochecitos y el Tiovivo deja de dar vueltas porque, salvo ayer, nunca veo semejante bodrio. Al representante del Grupo Prisa le quiero decir, desde el cariño, que el único show del que yo tengo conocimiento es el que ha ofrecido el periodismo deportivo mirando hacia otro lado mientras en el Grupo Cope o en Libertad Digital denunciábamos todo lo que estaba sucediendo. Sé que llegan tiempos de crisis también a la prensa y que a lo mejor a alguien le compensa vender chandals y sandwicheras antes que no vender nada, pero intentar defender lo indefendible e ir al mismo tiempo por la vida como fino analista y periodista serio e independiente es tan complicado como pretender estar del lado del Washington Post y de Richard Nixon al mismo tiempo.