No es lo mismo repetir en voz alta "Signal Iduna Park", que por mucho que no quieras acaba trayéndote a la fuerza a la cabeza agradables reminiscencias de dentrífico anticaries con un ligero y aromático toque de parque temático infantil, que "Westfalenstadion". Hasta en eso han dulcificado un poco su carácter los alemanes. Dices "Westfalenstadion" y piensas en Sammer, Kohler, Möller... Pero es cierto que Alemania sigue siendo una asignatura pendiente para el Real Madrid, cuestión ésta que, dicho sea todo de paso, tampoco parece haberle impedido conseguir nueve Copas de Europa. Aunque está claro que el término "maldición alemana" vinculado al equipo merengue se relaciona con el Bayern Múnich más que con cualquier otro, no en vano 9 de las 16 derrotas allí cosechadas se produjeron ante el conjunto bávaro. Tampoco le ha ido demasiado mal al Real Madrid en Dortmund, que es donde juega esta noche, porque allí ha empatado dos veces y el amistoso que, con motivo del centenario de los renanos, disputaron en 2009 ambos equipos acabó con un 0-5.
Bla, bla, bla... Historias del abuelo Cebolleta. Vete tú a explicarle ahora sin que se te duerma a un chaval español de diez que hubo un tiempo, tampoco demasiado lejano, en el que la selección no sólo no ganaba Eurocopas y Mundiales sino que caía estrepitosamente en cada cita importante a la que acudía y nos daba a todos unos disgustos de aúpa. Para un chaval madridista es bien distinto porque seguro que aún puede recordar algunos de los ridículos más espantosos de su equipo en la Copa de Europa, competición de la que fue fundador y también se podría afirmar sin temor a la equivocación que casi, casi, actual propietario. Desconozco si el Madrid ganará, empatará o perderá hoy ante (tampoco conviene que lo olvidemos) el campeón de la Bundesliga, pero pongo sin titubear la mano en el fuego porque sabrá competir ese partido desde el principio hasta el fin.
Eso, que el equipo vaya a luchar por Liga, Copa y Copa de Europa, es lo que los socios y aficionados madridistas tienen que poner en valor. Eso, que el equipo afronte con garantías todas y cada una de las competiciones en las que se vea implicado sin priorizar en absoluto ninguna, es lo que deben destacar. De ahí que me sorprendan tanto, o tan poco, las declaraciones de Manuel Pellegrini, a quien la elaboración de la plantilla sorprendió de viaje a Chile por vacaciones, diciendo que el Real Madrid no puede correr detrás del balón. A Pellegrini, que está haciendo un campañón con el Málaga y que hoy disputa probablemente el partido más importante de la historia de su actual equipo, no hace falta recordarle qué hizo él en la Champions y la Copa del Rey cuando estuvo sentado en el banquillo merengue; una pista: correr y balón no iban en la misma frase. Y es que ha habido entrenadores a lo largo de la historia del club blanco que entraron en el Real Madrid, sí, aunque desafortunadamente el Real Madrid jamás entró en ellos. Mourinho no es de esos.