Simeone dijo hace poco que entre su Atlético de Madrid y el Fútbol Club Barcelona había "una pequeña diferencia de presupuesto de 400 millones". Aunque en realidad no son tantos los millones de euros que separan a uno y a otro equipo, lo que supongo que quería dar a entender el Cholo, y probablemente a sus propios parroquianos antes que a nadie, es que el equipo estaba protagonizando una gesta de dimensiones verdaderamente estratosféricas sosteniéndole el pulso a los dos mastodontes del fútbol español y mundial. No todo es presupuesto, claro, porque uno puede gastarse por ejemplo 65 millones en un jugador contrastado como Kaká y estrellarse contra el muro de su abulia y también puede hilar más fino y acabar acertando de pleno en la diana con las contrataciones de Agüero, Forlán, Falcao o Diego Costa. De ser el fútbol una cuestión puramente presupuestaria, el Almería (23 millones) jamás habría ganado al Atlético de Madrid (123), y sin embargo eso acaba de suceder hace unas pocas horas.
Al Atlético le ha ido mucho mejor futbolísticamente hablando cuanto menos han intervenido sus directivos en el día a día del equipo. Es un hecho histórico y fácilmente comprobable que si los Cabeza o Gil observaban voto de silencio, el equipo acababa dando la cara. Además, y de un tiempo a esta parte, la comunión entre la grada y Cerezo y Gil, que hasta hace tres cuartos de hora eran los máximos responsables del hudimiento del Titanic de 1912, era total. No se oía ya en el estadio Vicente Calderón el molesto ruido de sables ni nadie tenía tampoco que marcharse a su casa por haberse hecho en su día con la propiedad del club de aquella manera. En el fútbol, como en la política, los resultados lo curan todo y transforman al mayor crítico del mundo en un amnésico total y absoluto, otro Memento. Todo da igual cuando entra la pelotita, y al Atleti la pelotita le está entrando ahora.
El Gil que hay ahora en el club rojiblanco no es ni la mitad de intervencionista que lo fue su padre. De hecho Miguel Angel, el consejero delegado, habla menos aún que Cerezo, que cada día habla menos. Por eso me llamaron tanto la atención sus declaraciones del otro día en la Cadena Cope diciendo que sus compañeros habían dejado solo a Diego Costa ante las contínuas provocaciones de Pepe y de Arbeloa. Lo de Pepe y Arbeloa me supo sinceramente a justificación barata de un resultado, el famoso 3-0, que al parecer no estaba previsto en el guión de la eliminatoria copera que alguien debió dejar previamente escrito la noche anterior encima de la mesa del despacho de "Calan"; lo de que habían abandonado a Costa en territorio enemigo me sonó a Black Hawk derribado, a Gil junior cruzando la línea roja del vestuario como solía hacer su padre cada dos por tres y metiéndose en el trabajo de Simeone, que, dicho sea de paso, está siendo impecable hasta la fecha.
Que conste en acta que yo creo que el Atleti estará ahí hasta el final, luchando a brazo partido con Real Madrid y Barcelona por la Liga, pero ha sido abrir el pico Miguel Angel Gil y el equipo no ha sabido ganarle al Almería cuyo objetivo más lógico debe ser la permanencia. Cuando importa el liderato es al final de la jornada 38 pero me ha parecido relevante el hecho de que tras el primer revés serio del equipo rojiblanco haya salido Gil tratando de emular a su padre aunque con mucho menos arte. Si no fuera porque el consejero delegado es uno de los propietarios del Atlético de Madrid y me consta que es colchonero desde chiquitito creería que la Operación Calan la ha diseñado en la sombra el mismísimo Florentino Pérez. Aunque tampoco quiero dar demasiadas ideas no vaya a ser que las publique Xavier Bosch.