Sería un profundo cínico si viniera aquí a decir que comprendo que Wenger quiera exprimir al Barcelona por Cesc pero que sin embargo no entiendo que el presidente del Santos quiera hacer lo mismo con el Real Madrid por Neymar. También entiendo que el delantero jure amor eterno a su actual equipo y diga que él no sabe nada de lo que pasa fuera del hotel de concentración de Brasil, aunque sería deseable que no tensara demasiado la cuerda en sus declaraciones no vaya a ser que luego le cueste más rectificar. Lo que es menos asimilable es que un presidente tan zen como Sandro Rosell, un tipo que hace declaraciones tan bonitas y tan filosóficas como "dejemos que el río fluya y vayamos a favor de la corriente", esté tratando por detrás, tal y como adelanta hoy el diario As, de desviar el cauce que debería conducir a Neymar hasta el Real Madrid.
Y es que la información de Fermín de la Calle, que siempre suele estar muy bien informado, apunta al interés cierto que Rosell tendría por bloquear en primera instancia el fichaje de Neymar por el Real Madrid, aplazando su llegada al Fútbol Club Barcelona, para ir a por él en un futuro inmediato. La tésis del As es que el presidente azulgrana está tratando de boicotear con todas sus fuerzas la contratación de un jugador por el que los culés nunca se mostraron abiertamente interesados hasta que el Madrid entró en liza. ¿Sorprendente?... En absoluto. ¿Podría acusar Florentino Pérez a Sandro Rosell de hostilidad hacia el club blanco?... Por supuesto, pero es que el Barcelona está en la obligación de ser hostil hacia el Real. Únicamente quiero recoger aquí la profunda hipocresía de quien disfraza su actitud guerrillera con palabras que suenan a Rabindranath Tagore. Ya no cuela.
Por cierto: Andrés Iniesta, a quien tanto debemos por su gol en la final del Mundial, ha vuelto a la carga para decir que "hay límites que no se deben sobrepasar". Un culé me afeaba ayer en twitter mis, según él, argumentos repetitivos y redundantes sobre Rosell y el Barcelona, y decía que le daban asco. Querría hacer una reflexión en voz alta: Si la mentira es reiterativa, ¿no debe serlo también la verdad?... Quiero decir: si cada dos por tres, y pese al tiempo transcurrido, salen jugadores culés mintiendo, falseando la realidad y acusando al Madrid, a su entrenador y a sus jugadores (algunos de los cuales son, por cierto, compañeros suyos de selección), ¿no debe insistirse en que lo que molestó e inquietó a Iniesta y compañía es que el Real no jugara a lo que quería Guardiola?... Ya lo dijo el famoso poeta bengalí: "La verdadera amistad es como la fosforecencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido".