Dicen que a la federación no le ha sentado bien el nuevo show que montó Piqué al acabar el partido contra Francia. "Dicen", porque nadie de la federación ha dicho por supuesto nada oficial al respecto ni desde el máximo organismo del fútbol español se ha emitido comunicado alguno. A falta de manifestación oral o texto al que poder agarrarse, habrá que conformarse con la rumorología: dicen que a la federación no le ha sentado bien. Dicen. Pues muy bien, que digan. Del mismo modo, también dicen que a Julen Lopetegui no le gustó que, después de un buen partido de la selección, el defensa del Barça desviara la atención de lo sucedido sobre el campo. De los ataques dirigidos contra el Real Madrid, club que por cierto aportó más jugadores que ningún otro a la última convocatoria, y contra su presidente, nada de nada.
Aún recuerdo cuando se decía que al Madrid le odiaban por Mourinho. Debe ser que el otro día, en Bilbao, apedrearon el autobús de unos seguidores merengues por culpa del entrenador del Manchester United. Aquella fue una de las apabullantes ruedas de molino con las que quisieron hacernos comulgar durante la brillante etapa de Mou al frente del Real Madrid. La otra, tanto o más contundente que la anterior, fue la de la paz de la selección, puesta curiosamente en entredicho por aquellos que osaban alzar la voz contra Xavi Hernández y compañía. La paz de la selección no la pone en peligro un señor que ha nacido en Setúbal y que jamás volverá a entrenar en España sino un jugador nacido en Barcelona y que, mal que me pese, sigue siendo hoy internacional a pesar de sus veleidades independentistas.
Pero, pese a todo, a pesar de que la paz de la selección está a punto de saltar por los aires hecha añicos, a pesar de que el rascacielos de la armonía que tanto trabajo le costó levantar, ladrillo a ladrillo, al último premio Blanquerna, está a puntito de derrumbarse, Julen Lopetegui Agote sigue sin dar señales de vida. Dicen que le ha sentado mal algo, tampoco se sabe demasiado bien ni qué ni cuánto, pero él, siguiendo la filosofía silente de la casa, la de los Villar, Sánchez Arminio y compañía, calla. Y ahora, justo ahora, aquellos que establecieron un cordón sanitario alrededor de José Mourinho por salir constantemente a dar la cara en defensa del club que le pagaba, exigen a Florentino Pérez que desmienta a Piqué. Nunca importó la paz de la selección, nunca. Fue oto cutre pretexto para extirpar al entrenador del Madrid de la Liga y a Arbeloa del equipo nacional. Lo sé yo, lo sabe usted y lo saben ellos. Lo saben ellos... aunque no digan nada.