Lo que hace la información aparecida hoy en el diario El Mundo no es más que constatar un hecho incontestable: 2+2=4... también en el Barça. Y, ya puestos, refrendar también lo que en su día afirmó contundentemente Florentino Pérez: entre pitos y flautas, la operación del fichaje de Neymar se le iba al Real Madrid a los 150 millones de euros. Probablemente la inmensa mayoría de socios y aficionados azulgrana prefirieron creer que no, que Neymar no fichó por el Barcelona por una cuestión de dinero sino porque era culé desde chiquitito; es más, me juego la mano derecha a que, pese a la información aportada por Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, aún habrá un amplísimo número de aficionados que prefiera quedarse con una mentira menos dolorosa a aceptar la cruda realidad: Neymar eligió el Barcelona porque Rosell, agobiado por el último empujón de Florentino Pérez, le dio al brasileño el oro y el moro con tal de no quedar en evidencia ante su gran enemigo histórico.
No voy a desgranar aquí la cantidad de documentos suscritos y comisiones millonarias ocultas hasta la fecha porque para eso ya aparecen en El Mundo. Hay algunas realmente fantásticas como, por ejemplo, la de dos millones para que el padre del jugador se dedique a buscar nuevas promesas del Santos o la de dos millones y medio para ayudas a los niños necesitados de las favelas de Sao Paulo. Memorable. Gran trabajo de Inda y Urreiztieta aunque estaba meridianamente claro desde el minuto uno de este partido que había algo que olía realmente mal en el fichaje de Neymar. ¿Por qué sólo hubo un socio, uno, el señor Jordi Cases, que se vio en la obligación de judicializar el caso para encontrar una respuesta?... ¿No le preocupaba a la masa social azulgrana que su presidente les pudiera estar engañando?... Pues no, desgraciadamente no les importaba.
La situación de Sandro Rosell y su junta directiva no es incómoda sino lo siguiente. Según los datos aportados por El Mundo, que son los mismos que obran en poder del Juzgado de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional según el citado diario, Rosell urdió un plan para simular una serie de contratos que abarataran aparentemente la contratación de Neymar por el Barça. Existen indicios de un delito de apropiación indebida en su modalidad de "distracción". Y, ¿para qué? ¿Para no quedar en ridículo ante los socios? ¿Para impedir al precio que fuera que Florentino Pérez adelantara al Barça en el fichaje de un jugador? ¿Y saber la verdad, por muy dura que ésta fuera, le interesó únicamente a uno de los dueños del club? ¿Así está el fútbol?... Yo no pienso hacer con Neymar la demagogia que en su día se hizo con Cristiano o, más recientemente, con Bale. Y, si estuviera en condiciones de hacerlo, tampoco le preguntaría a Martino qué le parece que su club se gaste 95 millones en un futbolista. Las lecciones de ética que las impartan en la Facultad. Pero si yo fuera socio del Barça le pondría una placa a Cases y exigiría la dimisión inmediata de Rosell. No sucederá, claro, porque la verdad en el fútbol ya no interesa. Aún así, y aunque haya sido por la solitaria iniciativa de una persona, el caso ya no se resolverá en una Asamblea sino en un Juzgado.