Para abrir boca, porque otra cosa bien distinta es la querella que el fondo de inversión DIS presentó en su momento contra Neymar, el Barça acaba de pactar con la Fiscalía del opresor Estado español una multa de cinco millones de euros mientras que el club catalán reconoce "un error" al no haber hecho la oportuna retención en el traspaso del jugador. Así las cosas, tanto Rosell, que huyó a la carrera, como Bartomeu quedan exonerados de toda culpa y eluden los siete y dos años de cárcel que se pedían respectivamente para cada uno de ellos. Hasta hace nada, el vicepresidente del área social del club azulgrana, Jordi Cardoner, interpretaba la petición de la Fiscalía en clave persecutoria: "Es cansina la persecución que se está haciendo contra el Barça"; persecución, por cierto, que, al más puro estilo Ferrusola, hacía extensible no sólo al club de fútbol sino, por supuesto, "contra el país y contra Cataluña".
Del mismo modo que, al hacer varias declaraciones paralelas, Leo Messi reconoció implícitamente que había defraudado a la Hacienda pública española, al pactar esos cinco millones de euros el Barça está reconociendo también que algo sí debió hacer mal cuando fichó al jugador, en concreto la retención del traspaso de Neymar. Tirando del hilo argumental del perseguido Cardoner, vicepresidente de un club de fútbol que acaba de reconocer un fraude de cinco millones, podría deducirse que el Barça ha considerado hasta la fecha una auténtica persecución el hecho de tenerle que pagar a Hacienda, trance por el que todos tenemos que pasar cada año. Pero entonces el opresor Estado español nos perseguiría a todos, tirios y troyanos, altos y bajos, gordos y flacos, culés y del Madrid, y no sólo al equipo azulgrana, ¿o no?...
El Barça pacta como antes lo hicieron Messi, que realizó varias declaraciones complementarias, o Mascherano, que eludió la cárcel. Lo que, insisto que al más puro estilo Ferrusola, se ha dedicado a hacer durante todo este tiempo el Fútbol Club Barcelona es a vender la burra coja y ciega del acoso institucional cuando ahora, tras el reconocimiento culé de su culpa, se demuestra que no había tal. Lo que, fundamentalmente desde el diario Sport, se ha hecho desde el periobarcelonismo es extender la merdé de que al Barça no se le perseguía por hacer las cosas mal, no, sino por haberse significado como uno de los adalides del secesionismo catalán. Atropellado por la imperiosa necesidad de robarle el jugador al Real Madrid, Rosell pasó por alto unos millones y no pagó lo que debía. Es tan sólo la primera cornada judicial que le pegan al Barça.