Tiempo habrá en los próximos días para hablar de Manzano y de Míchel, los dos grandes triunfadores, junto a Quique, de la temporada 2009-2010, pero es que me llamaron tanto la atención las inoportunas declaraciones realizadas ayer por Pellegrini que no puedo hacer otra cosa que pasar a comentarlas. Como en la canción de Sabina, alguien ha tenido que entrar por la noche en el chalet de don Manuel para robarle el mes de abril. Digo esto porque, harto de las quinielas que circulan por la prensa acerca de sus posibles sustitutos, (que son, por cierto, las mismas o parecidas quinielas que tuvieron que soportar en su día Toshack, Hiddink, Del Bosque, Capello, Schuster, Floro, etcétera, etcétera, etcétera...), el chileno contraatacó diciendo que el club podría haber salido al paso de las especulaciones. Y eso es precisamente lo que hizo Jorge Valdano cuando el 13 de abril afirmó que el Madrid no estaba buscando un entrenador y que algunos se podían llevar una sorpresa.
Alguien de mucha confianza ha debido contarle a Pellegrini que, pase lo que pase en Málaga y en el partido del Camp Nou, él no seguirá la temporada que viene en el banquillo madridista. Con esa información en su poder, Pellegrini ha decidido no creer a Valdano (o sea al Real Madrid) y dejar en evidencia al club diciendo que no piensa que estén negociando a sus espaldas porque eso no va con la filosofía de la casa. ¿Qué debería hacer el club, esperar al 17 de mayo por la mañana para, llegado el caso, negociar con otro entrenador y planificar la próxima temporada?... ¿Y comunicárselo a él, decirle la semana previa al partido contra el Málaga que no va a seguir?... Si en el Real Madrid se ha tomado ya la decisión de prescindir del entrenador, que no lo sé, supongo que se esperará hasta que finalice el campeonato (muy probablemente, y dependiendo del nombre de su sustituto, a que se juegue la final de la Champions League) y entonces "se hará balance". Y, dejando a un lado el "puntaje", lo cierto es que el balance, con o sin Liga, no puede ser más decepcionante.
Probablemente consciente de que apura sus últimos días como técnico blanco, Pellegrini decide reivindicarse como entrenador y volver a cantarnos la vieja milonga del puntaje. Se irá, si es que "le van", don Manuel sin haberse aprendido el primer mandamiento del Real Madrid: aquí no vale el "puntaje" sino el "titulaje", y si no ganas nada (en algunos casos, muchos en realidad, aún ganándolo) lo tienes realmente mal para seguir. Pellegrini se ha enrocado, y a mí no me parece mal como estrategia defensiva, en la estabilidad de un proyecto, pero es que si por algo se ha caracterizado el suyo, su proyecto, es precisamente por la inestabilidad: treinta y muchas alineaciones distintas a lo largo de 37 jornadas de Liga, eliminado por el Alcorcón en la Copa y por el Lyon en octavos de final de la Champions. El equipo (el club por mejor decir) le ha venido muy grande y es poco probable que Florentino Pérez apueste por darle continuidad en el cargo. Y al próximo entrenador, sea éste cual sea, no se le pedirá un récord de puntos que únicamente sirve para quedar segundo sino que se le exigirán títulos, cuantos más mejor: esa es la única estabilidad que comprende el Real Madrid, la del que queda primero. Menos puntaje y más titulaje.