Robo a la italiana. Atraco a la portuguesa. Hurto. Estafa. Timo. Saqueo... ¡Y luego resulta que quien calienta la vuelta es Mourinho!... Es con esa descarada doble vara de medir con la que yo no pienso tragar. No es que Mourinho sea precisamente Bob Esponja, pero Guardiola tampoco es Patricio Estrella. No sé a qué trampa o a qué juego se refiere el entrenador del Barcelona cuando dice que Mourinho no le va a encontrar ahí. Mourinho dijo una verdad como un templo: el Barcelona no sabe perder; y luego Xavi, a quien fue amablemente a saludar a la conclusión del partido de ida, sacó a deshora el asunto del arbitraje, obligando al portugués a tirar de historia para hacerle comprender al presidente del Comité de Salvación del Buen Fútbol que en realidad la UEFA no trata tan mal al Barcelona. El Villarato es un invento siempre y cuando se diga que beneficia al Barcelona, pero no lo es cuando se dice que le perjudica. Alarmante doble vara de medir.
Aún ayer había quien pretendía convencerme de que existe penalti en la entrada de Sneijder a Alves. Si de algo presumo es de tener una vista excelente y, tras haber observado mil veces la jugada, debo reiterarme en lo mismo: no hay penalti, Alves se tira a la piscina y el portugués está perfecto castigando su engaño con tarjeta amarilla. Robo a la italiana. Atraco a la portuguesa. A Mourinho le sacan en un diario deportivo catalán con una media en la cara. Hurto. Ratería... Pero quien calienta el partido de vuelta es Mourinho por decir que el Barcelona no sabe perder. Es como lo del codazo de Messi a Maicon. Un diente es un diente, ¿o no?... Quiero decir que aquí se montó una reedición sin Schwarzkopf de la Operación Tormenta del Desierto porque Ronaldo le partió la nariz a Mtiliga y Messi acaba de enviar directamente al quirófano a Maicon y no se ha oído nada. ¿Es una advertencia para el brasileño de la doble vara de medir que le espera si finalmente viene al Real Madrid?... Al revés, todo el mundo estaría clamando para que el jugador del Madrid pidiera perdón al del Inter. Llama, Messi, llama. Que te marque el numerito Estiarte.
Por lo demás, el madridismo está literalmente roto, hundido, hecho polvo por lo que sucedió hace dos noches en San Siro. Tan destrozado está el madridismo con la posibilidad de que el único equipo español que nos queda en la máxima competición europea no juegue y por lo tanto no pueda alzar la Champions en el Santiago Bernabéu como en su día quedó el barcelonismo al comprobar que el Real Madrid caía eliminado ante el Olympique y no podría jugar la final en su propio estadio. Si el barcelonismo lo sintió, ahora también lo siente el madridismo. Es probable que, si Laporta fingió el día que salió rasgándose las vestiduras por la temprana eliminación del Real, también lo hiciera Florentino Pérez cuando dijo que deseaba con todas sus fuerzas que el Barcelona conquistara Europa. Si el barcelonismo quedó chafado por el empate del Olympique en Madrid, el madridismo está resquebrajado por la victoria del Inter en Milán. Pero, ¿a qué narices estamos jugando?... Los barcelonistas celebraron la eliminación del Real Madrid y los madridistas sueñan con la del Barça dentro de una semana. Así ha sido en el pasado y así seguirá siendo en el futuro. Exigirle a los madridistas que sean los únicos santos varones del fútbol mundial es otra forma de emplear esa doble vara de medir por la que no pienso pasar. Porque yo tampoco soy Bob Esponja.